Antecedentes
Los niños con trastornos del movimiento, como parálisis cerebral, a menudo presentan dificultades para producir palabras y gestos. Lo anterior puede dar lugar a que su comunicación sea difícil de comprender. En los años previos a la edad escolar, la terapia de habla y lenguaje a menudo incluye el entrenamiento de los padres para reconocer las señales de comunicación del niño y promover su desarrollo.
Pregunta de la revisión
¿El entrenamiento en la comunicación para los padres (intervención de comunicación mediada por los padres) de niños en edad preescolar con trastornos del movimiento mejora la comunicación entre los niños y los padres? También hubo interés en si el entrenamiento tenía alguna consecuencia no intencional, si tenía un efecto sobre los niveles de estrés y el afrontamiento de los padres y si los padres estaban satisfechos con el entrenamiento y lo cumplieron.
Características de los estudios
Se buscaron estudios publicados hasta julio de 2017. Se encontraron sólo dos estudios que informaron los efectos del entrenamiento en comunicación de los padres; un estudio se realizó en un centro de intervención en Canadá, el otro en Corea del Sur. Los estudios incluyeron a 38 niños (20 niños, 18 niñas), de 15 a 96 meses, y a sus madres. Ambos estudios compararon el entrenamiento en comunicación de los padres con ninguna intervención para los problemas de comunicación. Las madres asistieron a ocho sesiones de entrenamiento grupales durante 11 a 12 semanas con dos o tres visitas al domicilio. Los estudios incluyeron a niños con un rango de dificultades del desarrollo; la mayoría presentaba discapacidad intelectual, diez presentaban trastornos del movimiento (parálisis cerebral). Sin embargo, no estaba claro el grado en que el trastorno del movimiento de los niños afectaba la comunicación; todos los niños parecían tener un buen uso de las manos para hacer gestos y señalar y no se informó la deficiencia del habla.
Los resultados se evaluaron inmediatamente después del entrenamiento. No se encontraron informes de los resultados en una fecha posterior (seguimiento a más largo plazo).
Resultados clave y calidad de la evidencia
En los dos estudios pequeños, al parecer las madres pudieron responder con más frecuencia a la interacción con el niño después del entrenamiento en comunicación mediado por los padres. Sin embargo, no se asoció con una reducción en las directivas de las madres (como el uso de órdenes) en la conversación ni con cambios en el estrés materno. En los niños, no se encontró evidencia de cambios en el inicio de la conversación del niño ni en la atención conjunta en la interacción con otros. Los estudios no informaron efectos negativos del entrenamiento, la adherencia de las madres a las guías dentro del entrenamiento ni la aceptabilidad de los programas.
No fue posible evaluar los efectos de la intervención de comunicación mediada por los padres ni la frecuencia de la comunicación de los niños, el uso de lenguaje hablado en la conversación con los padres, la producción de palabras ni el desarrollo del lenguaje debido a que no hubo datos disponibles. No hay informes del desarrollo de habilidades comunicativas individuales del niño, como aprender a hacer preguntas, ni informes de los defectos de la intervención sobre la participación genérica o de efectos perjudiciales debidos a la intervención. Finalmente, no se encontraron informes de la satisfacción materna con el tratamiento.
La evidencia de los estudios incluidos se consideró de muy baja calidad debido a aspectos relacionados con el diseño del estudio y la falta de detalles en los resultados presentados, y debido a que no estuvo claro si los trastornos del movimiento de los niños afectaron su comunicación.
Se necesitan estudios de investigación con un gran número de familias de niños con trastornos del movimiento que afecten el habla y la gestualidad, para examinar si el entrenamiento en comunicación para los padres puede ayudarles a promover el desarrollo de la comunicación de los niños pequeños con trastornos del movimiento.
Sólo hay evidencia limitada, de muy baja calidad de que las intervenciones de comunicación mediadas por los padres se pueden asociar con mejoras en la interacción entre las madres y sus hijos en edad preescolar que presentan trastornos motores. La indireccionalidad de las muestras de estudio y el alto riesgo de sesgo en los estudios incluidos limitan significativamente la confianza en la evidencia, así como los aspectos relacionados con el diseño de los estudios y la falta de detalles en los resultados. No está claro si el entrenamiento se ha examinado en niños cuyos trastornos motores limitan la consistencia y la exactitud de movimientos que sustentan la comunicación hablada o gestual Algunos terapeutas del habla y el lenguaje actualmente imparten entrenamiento en comunicación para los padres. Se necesitan estudios de investigación adicionales, con un gran número de niños con trastornos del movimiento que afecten el habla y los gestos, junto con un informe detallado de las aptitudes iniciales de los niños, para probar si el entrenamiento en comunicación para los padres puede ayudarles a promover el desarrollo de la comunicación de sus niños pequeños con trastornos del movimiento.
Los niños con trastornos motores pueden tener dificultades para realizar movimientos exactos y consistentes para el habla, los gestos o las expresiones faciales (o una combinación de los mismos), lo que hace que su comunicación sea difícil de comprender. A los padres se les puede ofrecer entrenamiento para ayudar a reconocer e interpretar las señales del niño y estimular el desarrollo de nuevas habilidades comunicativas en el niño.
Evaluar la efectividad de las intervenciones de comunicación mediadas por los padres, en comparación con ninguna intervención, tratamiento habitual o intervenciones mediadas por los médicos, para mejorar las habilidades comunicativas de los niños en edad preescolar de hasta cinco años de edad que presentan trastornos motores no progresivos.
Se realizaron búsquedas en CENTRAL, MEDLINE, Embase, CINAHL, PsycINFO, en otras 12 bases de datos y en tres registros de ensayos en julio de 2017. También se buscó en las listas de referencias de artículos y revisiones relevantes, y se contactó con expertos que trabajan en el tema para encontrar estudios no publicados.
Se incluyeron los estudios que utilizaron diseños aleatorios o cuasialeatorios; compararon una intervención de comunicación mediada por los padres con ningún tratamiento, tratamiento habitual o tratamiento mediado por el médico; e incluyeron a niños con trastornos motores no progresivos de hasta cinco años de edad.
Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar previstos por la Colaboración Cochrane.
Esta revisión incluyó dos ensayos controlados aleatorios en los que participaron 38 niños (20 niños, 18 niñas), de 15 a 96 meses de edad, y sus madres. Todos los niños presentaban discapacidades del desarrollo; diez presentaban trastornos motores, pero no estaba claro si dichos trastornos motores afectaban la comunicación gestual, vocal o verbal. Las madres asistieron a ocho sesiones de entrenamiento grupales durante 11 a 12 semanas y recibieron dos o tres visitas al domicilio. Los resultados se evaluaron inmediatamente después del entrenamiento. No se encontraron informes del seguimiento a más largo plazo. Un estudio se realizó en un centro de intervención en Canadá y el otro en Corea del Sur.
Ambos estudios incluyeron a números pequeños de participantes de centros únicos. Debido a que no es posible cegar a los participantes asistentes ni a los terapeutas que imparten el entrenamiento a la asignación a los grupos, se consideró que ambos estudios tuvieron alto riesgo de sesgo de realización. Un estudio también se consideró con alto riesgo de sesgo de deserción y ambos estudios con riesgo bajo de sesgo de informe.
Hubo evidencia de muy baja calidad para todos los resultados evaluados. No hubo evidencia de un efecto del entrenamiento en el inicio de la conversación ni en la participación en la atención conjunta de los niños durante la interacción con sus madres. Las madres que recibieron entrenamiento se volvieron más receptivas a la comunicación de los niños, pero no hubo diferencias en el grado en que controlaron la conversación al dar instrucciones a los niños. Los datos faltantes dieron lugar a que no fuese posible evaluar los efectos del entrenamiento en la frecuencia de la comunicación de los niños, la frecuencia del lenguaje hablado en la conversación, la producción de palabras ni el desarrollo de un lenguaje receptivo o expresivo. No hubo efectos sobre el estrés materno. No se encontraron informes de los efectos del entrenamiento de los padres sobre el uso de las habilidades comunicativas individuales de los niños, como hacer preguntas o proporcionar información, en la participación genérica ni en los resultados adversos. Tampoco se encontraron informes de la satisfacción de las madres con el tratamiento, su aceptabilidad o el cumplimiento del mismo.
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