Mensajes clave
• Debido a la falta de evidencia sólida, no están claros los riesgos y beneficios de interrumpir la medicación para la presión arterial en las personas mayores que toman esta medicación para la hipertensión o para la prevención primaria de una cardiopatía.
• Los estudios de investigación futuros sobre los efectos de la interrupción de los medicamentos para la presión arterial se deben centrar en adultos mayores con mayor riesgo de efectos secundarios. Esto incluye a las personas que toman varios medicamentos y a las personas vulnerables.
• Los adultos mayores no deben dejar de tomar su medicación sin consultar a un profesional sanitario.
¿Qué es la hipertensión?
La tensión o presión arterial alta, también conocida como hipertensión, es un factor de riesgo de muchas enfermedades, como el ataque al corazón, la insuficiencia renal y el ictus. Si bien la hipertensión no suele mostrar síntomas, mantener la presión arterial bajo control es importante para preservar la salud y reducir el riesgo de afecciones graves.
La hipertensión suele controlarse con hábitos de vida y medicamentos para la presión arterial (antihipertensivos). Hay muchos tipos distintos de antihipertensivos.
¿Por qué interrumpir la medicación para la presión arterial?
Con el tiempo, tanto los efectos beneficiosos como los perjudiciales de la medicación pueden cambiar. Los antihipertensivos pueden causar efectos secundarios peligrosos, como mareos y fatiga (cansancio) que podrían provocar caídas. Las personas mayores corren un mayor riesgo de sufrir efectos secundarios de los medicamentos en comparación con las personas más jóvenes. No está claro si los efectos beneficiosos de estos medicamentos compensan los efectos perjudiciales en las personas mayores.
¿Qué se quiso averiguar?
Se quiso averiguar los efectos de interrumpir esta medicación en personas mayores.
¿Qué se hizo?
Se buscaron estudios que compararan la interrupción o reducción de la dosis del medicamento para la presión arterial con continuar con estos medicamentos para la presión arterial.
Se incluyeron estudios en adultos de 50 años o más que tomaban medicamentos para la hipertensión o para prevenir enfermedades cardíacas (prevención primaria). Se excluyeron los estudios en personas que habían sufrido previamente un infarto, un ictus u otra enfermedad cardíaca (prevención secundaria).
¿Qué se encontró?
No se encontraron estudios nuevos en esta actualización de la revisión. La revisión original encontró seis estudios con 1073 adultos mayores. Los estudios tuvieron una duración de 4 a 56 semanas. La edad promedio de las personas en los estudios fue de 58 a 82 años. En tres estudios, la dosis del antihipertensivo se redujo lentamente antes de interrumpirse.
Interrumpir la medicación antihipertensiva podría:
• dar lugar a poca o ninguna diferencia en el riesgo de muerte;
• tener poco o ningún efecto sobre el infarto, pero existen muchas dudas sobre los resultados;
• tener poco o ningún efecto sobre el riesgo de reacciones adversas a los medicamentos (efectos perjudiciales no deseados posiblemente relacionados con la toma de una medicación), pero no se informó bien, por lo que existen muchas dudas acerca de los resultados;
• dar lugar a poca o ninguna diferencia en el riesgo de hospitalización o ictus;
• aumentar la presión arterial.
Ninguno de los estudios informó sobre si interrumpir la medicación para la hipertensión afectó a las caídas.
¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?
Se tiene poca o muy poca confianza en la evidencia porque es posible que las personas de los estudios supieran qué tratamiento recibían, y algunos estudios no proporcionaron toda la información de interés para esta revisión; la evidencia se basó en un número pequeño de muertes, ataques cardíacos, hospitalizaciones e ictus; la mayoría de los estudios se realizaron hace más de 30 años y las normas asistenciales han cambiado desde entonces; además los resultados variaron ampliamente entre los estudios.
¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?
Esta revisión actualiza la anterior publicada en 2020 (búsqueda realizada en abril de 2019). La evidencia está actualizada hasta octubre de 2022.
Las principales conclusiones de la revisión de 2020 todavía son aplicables. La interrupción de los antihipertensivos podría dar lugar a poca o ninguna diferencia en la mortalidad, la hospitalización y el accidente cerebrovascular. La evidencia acerca del efecto de la interrupción de los antihipertensivos sobre el infarto de miocardio, las reacciones adversas a los fármacos y las reacciones adversas a la interrupción de los mismos es muy incierta. La interrupción de los antihipertensivos podría dar lugar a un aumento de la presión arterial. No hubo información acerca de los efectos sobre las caídas. La evidencia fue de certeza baja o muy baja, principalmente debido al pequeño tamaño de los estudios y a las bajas tasas de eventos. Estas limitaciones impiden establecer conclusiones firmes sobre el efecto de detener la prescripción de antihipertensivos sobre estas variables. Las investigaciones futuras deberían centrarse en poblaciones con mayor incertidumbre en cuanto a la relación beneficio/riesgo del uso de medicación antihipertensiva, como las personas vulnerables, los grupos de edad más avanzada y aquellas con polifarmacia, y medir desenlaces clínicamente importantes como los eventos adversos debido al fármaco, las caídas y la calidad de vida.
La hipertensión es un importante factor de riesgo de eventos cardiovasculares posteriores, como el accidente cerebrovascular isquémico y hemorrágico, el infarto de miocardio y la insuficiencia cardíaca, así como la nefropatía crónica, el deterioro cognitivo y la muerte prematura. En general, el uso del tratamiento antihipertensivo ha reducido el riesgo de enfermedad cardiovascular y las tasas de morbilidad y de mortalidad. Sin embargo, el uso de antihipertensivos también se asocia con efectos perjudiciales, especialmente en personas de más edad, que incluyen la aparición de reacciones adversas a los fármacos y las interacciones entre ellos, y puede contribuir a aumentar la carga relacionada con los medicamentos. Por ello, interrumpir los antihipertensivos puede considerarse apropiado en algunas personas mayores.
Evaluar los efectos de la interrupción de los fármacos antihipertensivos utilizados para la hipertensión o la prevención primaria de las enfermedades cardiovasculares en adultos mayores.
Para esta actualización se hicieron búsquedas en el Registro especializado del Grupo Cochrane de Hipertensión (Cochrane Hypertension), CENTRAL (2022, número 9), Ovid MEDLINE, Ovid Embase, la ICTRP de la OMS y ClinicalTrials.gov hasta octubre de 2022. También se examinaron las referencias, se buscaron las citas y se contactó con los autores de los estudios para identificar estudios adicionales. No hubo restricciones de idioma en las búsquedas.
Se incluyeron ensayos controlados aleatorizados (ECA) de retiro versus continuación de los fármacos antihipertensivos utilizados para la hipertensión o la prevención primaria de las enfermedades cardiovasculares en adultos mayores (definidos como de 50 años o más). Los participantes aptos vivían en su domicilio, en residencias de atención a la tercera edad o en ámbitos hospitalarios. Se incluyeron ensayos que evaluaran la interrupción completa de la medicación antihipertensiva, y aquellos que se centraran en la reducción de la dosis del fármaco antihipertensivo.
La intervención de interrumpir o reducir la dosis de la medicación antihipertensiva se comparó con continuar con el fármaco antihipertensivo mediante las diferencias de medias (DM) y los intervalos de confianza del 95% (IC del 95%) para las variables continuas y los odds-ratios (OR) de Peto y el IC del 95% para las variables binarias. Los desenlaces principales fueron la mortalidad, el infarto de miocardio y la aparición de reacciones adversas a los fármacos o reacciones adversas a la interrupción de los mismos. Los desenlaces secundarios incluyeron la hospitalización, el accidente cerebrovascular, la presión arterial (sistólica y diastólica), las caídas, la calidad de vida y la interrupción satisfactoria de los antihipertensivos. Dos autores de la revisión, de forma independiente y por duplicado, realizaron todas las etapas de la selección de los estudios, la extracción de los datos y la evaluación de la calidad.
No se identificaron estudios nuevos para esta actualización. Seis ECA de la revisión original cumplieron los criterios de inclusión y se incluyeron en la revisión (1073 participantes). La duración de los estudios varió entre 4 y 56 semanas. El metanálisis de los estudios mostró que la interrupción de los antihipertensivos, en comparación con mantenerlos, podría dar lugar a poca o ninguna diferencia en la mortalidad por todas las causas (OR 2,08; IC del 95%: 0,79 a 5,46; p = 0,14; I 2 = 0%; cuatro estudios, 630 participantes; evidencia de certeza baja) y que la evidencia del efecto sobre el infarto de miocardio es muy incierta (OR 1,86; IC del 95%: 0,19 a 17,98; p = 0,59; I 2 = 0%; dos estudios, 447 participantes; evidencia de certeza muy baja). No fue posible realizar un metanálisis para la aparición de reacciones adversas a los fármacos y a su interrupción; la evidencia es muy incierta con respecto al efecto de la interrupción de los antihipertensivos en el riesgo de reacciones adversas al fármaco (evidencia de certeza muy baja) y los estudios incluidos no evaluaron específicamente los efectos adversos a la interrupción de los fármacos. Un estudio informó sobre las hospitalizaciones; la interrupción de los antihipertensivos podría dar lugar a poca o ninguna diferencia en la hospitalización (OR 0,83; IC del 95%: 0,33 a 2,10; p = 0,70; un estudio, 385 participantes; evidencia de certeza baja). El metanálisis mostró que la interrupción de los antihipertensivos podría dar lugar a poca o ninguna diferencia en el accidente cerebrovascular (OR 1,44; IC del 95%: 0,25 a 8,35; p = 0,68; I 2 = 6%; tres estudios, 524 participantes; evidencia de certeza baja). La presión arterial podría ser más alta en el grupo de interrupción que en el grupo de continuación (presión arterial sistólica: DM 9,75 mmHg; IC del 95%: 7,33 a 12,18; p < 0,001; I 2 = 67%; cinco estudios, 767 participantes; evidencia de certeza baja) y presión arterial diastólica: DM 3,5 mmHg; IC del 95%: 1,82 a 5,18; p < 0,001; I 2 = 47%; cinco estudios, 768 participantes; evidencia de certeza baja). Ningún estudio informó sobre las caídas. Las fuentes de sesgo incluyeron el informe selectivo (sesgo de informe), la falta de cegamiento de la evaluación de los desenlaces (sesgo de detección), datos incompletos de los desenlaces (sesgo de desgaste) y falta de cegamiento de los participantes y el personal (sesgo de realización).
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