Mensajes clave
- La quimioembolización transarterial (abreviada como QETA) es un método de destrucción de las células cancerosas mediante la administración de medicamentos anticanceroso y microesferas diminutas que bloquean directamente el riego sanguíneo al tumor o mediante la administración de microesferas recubiertas de medicamentos anticanceroso. La QETA podría reducir las muertes en comparación con un medicamento contra el cáncer que se administra por inyección en un vaso sanguíneo y viaja a las células de todo el cuerpo (lo que se denomina quimioterapia sistémica), pero la evidencia no está muy clara. La QETA podría tener poco o ningún efecto sobre el tiempo hasta la muerte, los efectos no deseados, la calidad de vida, el tiempo que las personas sobreviven sin que el cáncer empeore y los cambios en el tamaño de los tumores, pero la evidencia no está muy clara.
- No se encontraron estudios que evaluaran otro método de destrucción de las células cancerosas llamado embolización transarterial (que es similar a la QETA en que se inyectan microesferas diminutas, pero difiere en que no se administran medicamentos contra el cáncer; abreviado como ETA) versus quimioterapia sistémica.
- Se necesitan más estudios de investigación, ya que solo se encontraron tres estudios pequeños y la confianza en estos resultados es limitada. Nuevos estudios podrían aportar evidencia adicional y modificar los resultados y la confianza en ellos.
¿Qué son las metástasis?
Las metástasis son la aparición de cáncer en diferentes partes del cuerpo extendido desde el lugar original del cáncer (a veces llamado cáncer secundario). Una de las localizaciones más frecuentes de las metástasis del cáncer de intestino (colorrectal) es el hígado (hepáticas).
¿Cómo se tratan las metástasis?
Existen diversas formas de tratar las metástasis hepáticas. En esta revisión interesó comparar tres métodos: la quimioembolización transarterial (abreviada como QETA), la embolización transarterial (abreviada como ETA) y la quimioterapia sistémica.
La QETA consiste en la inyección de un medicamento anticanceroso y la inyección de microesferas diminutas directamente en el vaso sanguíneo (la arteria hepática) que alimenta el tumor o el uso de microesferas recubiertas de medicamento anticanceroso. El medicamento contra el cáncer es tóxico y las microesferas bloquean la irrigación de sangre al tumor, por lo que algunas de las células tumorales mueren. Otras partes del hígado se mantienen vivas, ya que reciben su irrigación de sangre principalmente de un vaso sanguíneo diferente (la vena porta).
La ETA es similar a la QETA en que se administra una inyección de microesferas diminutas para bloquear el vaso sanguíneo, pero difiere en que no se administran medicamentos contra el cáncer.
La quimioterapia sistémica consiste en la administración de medicamentos contra el cáncer a través de un vaso sanguíneo situado en el dorso de la mano o el antebrazo (por lo general), de modo que se desplazan, y afectan, a todas las células del organismo.
¿Qué se quiso averiguar?
Se quería averiguar si la QETA o la ETA eran mejores que la quimioterapia sistémica analizando las muertes, cuánto tiempo sobrevivían las personas, con qué frecuencia reaparecía el cáncer y progresaba (empeoraba), cómo afectaban los tratamientos al bienestar de las personas y si había efectos no deseados.
¿Qué se hizo?
Se buscaron estudios que compararan la QETA o la ETA versus la quimioterapia sistémica en personas con cáncer de intestino que se había extendido al hígado.
¿Qué se encontró?
Se encontraron tres estudios pequeños con 238 personas con metástasis solo o principalmente en el hígado que compararon QETA versus quimioterapia sistémica. No fue posible extirpar los cánceres con cirugía. Los estudios no aportaron detalles sobre la financiación. No se encontraron estudios que compararan la ETA versus la quimioterapia sistémica en personas con metástasis hepáticas del cáncer colorrectal.
La QETA comparada con la quimioterapia sistémica podría reducir la mortalidad, pero la evidencia es muy incierta (tres estudios, 234 personas). Aproximadamente 79 de cada 100 personas murieron con la QETA en comparación con 92 de cada 100 personas con la quimioterapia sistémica.
Un pequeño estudio (70 personas) informó del tiempo transcurrido hasta la muerte, pero los resultados no estuvieron muy claros. Las personas que recibieron QETA sobrevivieron unos 22 meses, mientras que las que recibieron quimioterapia sistémica sobrevivieron unos 15 meses.
En un pequeño estudio (70 personas), las personas que se sometieron a QETA tuvieron más tiempo antes de que el cáncer hepático empeorara (siete meses) en comparación con las que recibieron quimioterapia sistémica (cuatro meses), pero los resultados no estuvieron muy claros.
Tampoco estuvieron muy claros los efectos de la QETA en comparación con la quimioterapia sistémica al analizar el cambio de tamaño de las metástasis y los efectos no deseados.
No hubo información sobre la probabilidad de muerte específicamente debida al cáncer, la proporción de personas que morían o sobrevivían con empeoramiento de la enfermedad ni la recidiva (reaparición) de las metástasis hepáticas.
¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?
La confianza en los resultados es limitada porque ninguno de los estudios informó claramente sobre su metodología. No estuvo claro si los investigadores, el personal sanitario y las personas que participaban en los estudios sabían qué tratamiento habían recibido. No todos los estudios proporcionaron datos sobre todo lo que interesaba en esta revisión. Todo ello podría haber influido en los resultados.
Se necesitan más estudios de investigación, lo que podría modificar los resultados.
¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?
La evidencia está actualizada hasta el 4 de abril de 2024.
La evidencia con respecto a la efectividad de la QETA versus la quimioterapia sistémica en personas con metástasis hepáticas del cáncer colorrectal es de certeza muy baja y se basa en tres ensayos. La confianza en los resultados es limitada debido a riesgo de sesgo, inconsistencia, evidencia indirecta e imprecisión.
No está claro si la QETA tiene efectos beneficiosos con respecto a la reducción de la mortalidad, la supervivencia general (tiempo hasta la muerte), la reducción de los eventos adversos o las complicaciones, la mejoría de la calidad de vida relacionada con la salud, la mejoría de la supervivencia sin progresión ni las medidas de respuesta tumoral (presentadas como tasa de respuesta global). Faltan datos sobre la mortalidad por cáncer, la proporción de participantes que mueren o sobreviven con progresión de la enfermedad y la recidiva de las metástasis hepáticas.
No se encontraron ensayos que evaluaran la ETA versus la quimioterapia sistémica.
Se necesitan más ensayos clínicos aleatorizados para fortalecer el conjunto de evidencia y proporcionar información sobre los efectos beneficiosos y perjudiciales de la QETA o la ETA en comparación con la quimioterapia sistémica en personas con metástasis hepáticas del cáncer colorrectal.
El hígado se ve afectado por dos grupos de tumores malignos: los cánceres hepáticos primarios y las metástasis hepáticas. Las metástasis hepáticas son mucho más frecuentes que el cáncer de hígado primario, y la supervivencia a los cinco años tras el tratamiento quirúrgico radical de las metástasis hepáticas varía entre el 28% y el 50%, dependiendo de la localización del cáncer primario. Sin embargo, la resección R0 (resección para la curación) no es factible en la mayoría de las personas; por lo tanto, hay que considerar otros tratamientos en caso de no resecabilidad. Una posible opción se basa en el concepto de que la irrigación de sangre a los tumores hepáticos se origina predominantemente en la arteria hepática. La quimioembolización transarterial (QETA) de las ramas periféricas de la arteria hepática se puede lograr mediante la administración de un fármaco quimioterapéutico seguido de agentes oclusivos vasculares y puede provocar la necrosis selectiva del tejido canceroso dejando prácticamente intacto el parénquima hepático normal. Todo el procedimiento se puede realizar sin infusión de quimioterapia y se denomina embolización transarterial (ETA) simple. Estos procedimientos se suelen aplicar en varias sesiones. Otra posible opción terapéutica es la quimioterapia sistémica que, en el caso de las metástasis de cáncer colorrectal, se realiza con mayor frecuencia mediante regímenes FOLFOX (ácido folínico, 5-fluorouracilo y oxaliplatino) y FOLFIRI (ácido folínico, 5-fluorouracilo e irinotecán) aplicados en múltiples sesiones durante un largo período de tiempo. Estos tratamientos interrumpen el ciclo celular, provocando la muerte de las células malignas que se dividen rápidamente. Las guías actuales definen la ETA y la QETA como opciones terapéuticas no curativas aplicables en personas con enfermedad metastásica con predominio hepático o solo hepática que es irresecable o no se puede tratar con ablación, y en personas en las que ha fracasado la quimioterapia sistémica. Con respecto a las modalidades de tratamiento en las personas con metástasis hepáticas del cáncer colorrectal, no se encontraron revisiones sistemáticas que compararan la eficacia de la ETA o la QETA versus la quimioterapia sistémica.
Evaluar los efectos beneficiosos y perjudiciales de la embolización transarterial (ETA) o la quimioembolización transarterial (QETA) en comparación con la quimioterapia sistémica en personas con metástasis hepáticas del cáncer colorrectal no resecable con predominio hepático.
Se realizaron búsquedas en el Registro de ensayos controlados del Grupo Cochrane Hepatobiliar (Cochrane Hepato-Biliary Group), en CENTRAL, MEDLINE, Embase y en tres bases de datos adicionales hasta el 4 de abril de 2024. También se realizaron búsquedas en dos registros de ensayos y en la base de datos de la Agencia Europea de Medicamentos y se verificaron las listas de referencias de las publicaciones identificadas.
Se incluyeron los ensayos clínicos aleatorizados que evaluaron los efectos beneficiosos y perjudiciales de la ETA o la QETA versus la quimioterapia sistémica en adultos (de 18 años o más) con metástasis hepáticas del cáncer colorrectal.
Se utilizaron los métodos estándar de Cochrane. Los desenlaces principales de la revisión fueron la mortalidad por todas las causas, la supervivencia general (tiempo hasta la muerte) y cualquier evento adverso o complicación. Los desenlaces secundarios fueron la mortalidad por cáncer, la calidad de vida relacionada con la salud, la supervivencia sin progresión, la proporción de participantes que murieron o sobrevivieron con progresión de la enfermedad, el tiempo hasta la progresión de las metástasis hepáticas, la recidiva de las metástasis hepáticas y las medidas de respuesta tumoral (respuesta completa, respuesta parcial, enfermedad estable y enfermedad progresiva). A efectos de la revisión y para realizar los análisis necesarios, siempre que fue posible, las tasas de supervivencia se convirtieron en tasas de mortalidad, ya que este fue el desenlace principal de la revisión. Para el análisis de los desenlaces dicotómicos se utilizó la razón de riesgos (RR); para los desenlaces continuos se utilizó la diferencia de medias; y para los desenlaces de tiempo hasta el evento se calcularon los cociente de riesgos instantáneos (CRI), todos con intervalos de confianza (IC) del 95%. Cuando los ensayos utilizaron instrumentos diferentes se utilizó la diferencia de medias estandarizada con IC del 95%. Se utilizó el sistema GRADE para evaluar la certeza de la evidencia de cada desenlace. Las conclusiones se basaron en los desenlaces analizados durante el seguimiento más largo.
Se incluyeron tres ensayos con 118 participantes asignados al azar a QETA versus 120 participantes a quimioterapia sistémica. Se excluyeron cuatro participantes; uno por progresión de la enfermedad antes del tratamiento y tres por deterioro de la salud. Los ensayos informaron datos sobre uno o más desenlaces. Dos ensayos se realizaron en China y uno en Italia. Diferían en cuanto a las técnicas de embolización y los agentes quimioterapéuticos. El seguimiento varió entre 12 y 50 meses.
La QETA podría reducir la mortalidad en el seguimiento más prolongado (RR 0,86; IC del 95%: 0,79 a 0,94; tres ensayos, 234 participantes; evidencia de certeza muy baja), pero la evidencia es muy incierta. Este procedimiento podría tener poco o ningún efecto sobre la supervivencia general (tiempo hasta la muerte) (CRI 0,61; IC del 95%: 0,37 a 1,01; un ensayo, 70 participantes; evidencia de certeza muy baja), cualquier evento adverso o complicación (tres ensayos, 234 participantes; evidencia de certeza muy baja), la calidad de vida relacionada con la salud (dos ensayos, 154 participantes; evidencia de certeza muy baja), la supervivencia sin progresión (un ensayo, 70 participantes; evidencia de certeza muy baja) y las medidas de respuesta tumoral (presentadas como la tasa de respuesta global) (RR 1,81; IC del 95%: 1,11 a 2,96; tres ensayos, 234 participantes; evidencia de certeza muy baja), pero la evidencia es muy incierta. Ningún ensayo informó sobre la mortalidad por cáncer, la proporción de participantes que murieron o sobrevivieron con progresión de la enfermedad ni la recidiva de las metástasis hepáticas.
No se encontraron ensayos que compararan los efectos de la ETA versus la quimioterapia sistémica en personas con metástasis hepáticas del cáncer colorrectal.
La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.