Factores que influyen en la actividad física en el trastorno bipolar

Mensajes clave

Se encontraron algunos estudios que exploraron los factores que influyen en la participación en la actividad física de las personas con trastorno bipolar. Los estudios encontrados indican que la actividad física regular puede ser beneficiosa para las personas con trastorno bipolar, pero existen algunos obstáculos y desafíos, así como formas eficaces de promover la actividad física.

¿Cuál es el objetivo de esta síntesis?

El objetivo de esta síntesis de evidencia cualitativa fue explorar los factores que promueven la actividad física en las personas con trastorno bipolar. Se buscaron y analizaron estudios cualitativos de opiniones y experiencias de personas con trastorno bipolar y profesionales sanitarios, y puntos de vista de familiares/cuidadores. Se incluyeron 12 estudios con un total de 592 participantes (422 participantes que aportaron datos cualitativos a una encuesta en línea, 170 de estudios cualitativos).

¿Qué se estudió en esta revisión?

Muchas personas con trastorno bipolar tienen problemas físicos, y aumentar la actividad física podría ayudarles a mejorar su bienestar físico y mental. Se estudió la investigación cualitativa (investigación que recoge las experiencias, creencias y conductas de los participantes) que pretendía promover la actividad física para el trastorno bipolar y se buscaron opiniones de los usuarios de los servicios, los profesionales sanitarios y los familiares/cuidadores. Los autores de la revisión, que son investigadores y profesionales sanitarios que trabajan en el área de la salud mental y la actividad física, identificaron este tema de revisión debido a la escasa investigación publicada en el área.

¿Cuáles son las principales conclusiones de esta síntesis?

Se incluyeron 12 estudios realizados en Europa, América del Norte y del Sur, y Australia. Once estudios se realizaron en países de ingresos altos (Australia, Bélgica, Canadá, España, Estados Unidos y Reino Unido) y uno en un país de ingresos medios (Brasil). La mayoría de los estudios exploraron los puntos de vista y las experiencias en la actividad física de personas con trastorno bipolar. Hubo más mujeres que hombres en los estudios de investigación incluidos, y los participantes se describieron como estables con respecto a su enfermedad e interesados en realizar cambios en su estilo de vida para mejorar su salud.

La confianza se redujo de alta a moderada o baja porque algunos resultados se basaron en pequeñas cantidades de datos o en estudios de solo unos pocos países, lo que cuestiona la aplicabilidad de estos resultados a otros contextos. También hubo muy pocos puntos de vista de familiares, otros cuidadores o profesionales sanitarios. No hubo resultados por parte de los proveedores de servicios.

En general, las personas tenían un conocimiento limitado de los beneficios de la actividad física para controlar los síntomas de salud mental y de sus necesidades de salud física. Muchas personas se sentían avergonzadas y estigmatizadas por su salud física y mental, lo que contribuía a generar ansiedad y vergüenza, así como formas negativas de afrontar la situación, como el aislamiento social. Tomar medicación, tener sobrepeso, fumar y dormir fueron los retos para ser más activo. También se señalaron como problemas la falta de tiempo y dinero, el mal tiempo, el transporte deficiente y la seguridad personal. Abordar la brusca reducción de los niveles de actividad cuando los jóvenes abandonan los estudios es un importante problema de salud pública, especialmente en las mujeres jóvenes.

Se consideraron beneficiosos los planes en el lugar de trabajo o de asistencia sanitaria. Estar psicológicamente preparado para ser activo y contar con apoyo social y ánimos fue de gran ayuda. Las personas disfrutaron conectando con la naturaleza y estableciendo vínculos sociales, e informaron otros beneficios como la pérdida de peso, la mejoría de la calidad de vida y una mejor regulación del estado de ánimo. Encontrar una actividad física agradable e incorporarla a una rutina regular con el nivel y la intensidad adecuados contribuyó a controlar el estado de ánimo y a mejorar el bienestar. Ofrecer oportunidades seguras, accesibles, inclusivas y de bajo coste para mantenerse activo podría ayudar a reducir el estigma y fomentar la actividad física y las conexiones sociales.

Unas guías más claras sobre los beneficios de la actividad física deberían orientar los planes de tratamiento sanitario y asistencial, y la participación de equipos de todas las especialidades con conocimientos y experiencia en el trastorno bipolar podría ayudar a apoyar a las personas para que aumenten los niveles de actividad física. Podría ser necesario realizar ajustes y prestar apoyo para establecer un programa de actividades beneficioso y una rutina equilibrada. Las intervenciones que adoptan un enfoque gradual y escalonado para introducir cambios en el estilo de vida, por ejemplo, el aumento de la actividad física, la alimentación sana y la reducción de los comportamientos de riesgo (p. ej., dejar de fumar), son prácticas y eficaces.

Es necesario investigar más para conocer las opiniones y experiencias de los familiares y cuidadores y de los profesionales sanitarios y asistenciales, así como de las personas que no se sienten preparadas para realizar actividad física.

¿Cuál es el grado de actualización de esta revisión?

Se buscaron estudios publicados hasta marzo de 2021.

Conclusiones de los autores: 

Existen muy pocas investigaciones centradas en los factores que influyen en la participación en actividades físicas en el trastorno bipolar. Los estudios identificados indican que los hombres y las mujeres con trastorno bipolar se enfrentan a una serie de obstáculos y retos para mantenerse activos. La evidencia también indica que hay formas eficaces de promover la actividad física dirigida. Los estudios de investigación pusieron de relieve el importante papel que pueden desempeñar los entornos sanitarios y asistenciales, así como los profesionales, a la hora de evaluar las necesidades de salud física de las personas y el modo de promover estilos de vida saludables. Sobre la base de estos hallazgos, se ha proporcionado un resumen de los elementos clave a considerar para el desarrollo de intervenciones de actividad física para el trastorno bipolar.

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Antecedentes: 

Los problemas de salud mental contribuyen significativamente a la carga global de morbilidad en todo el mundo y son causas importantes de discapacidad, suicidio y cardiopatía isquémica. Las personas con trastorno bipolar presentan niveles de actividad física inferiores a los de la población general, y corren un mayor riesgo de padecer enfermedades crónicas como las cardiovasculares y la obesidad. Todo ello contribuye a unos desenlaces de salud deficientes. La actividad física tiene el potencial de mejorar la calidad de vida y el bienestar físico y mental.

Objetivos: 

Identificar los factores que influyen en la participación en la actividad física de las personas diagnosticadas con trastorno bipolar desde las perspectivas de los usuarios de los servicios, los cuidadores, los proveedores de servicios y los médicos para orientar en el diseño y la implementación de intervenciones que promuevan la actividad física.

Métodos de búsqueda: 

Se realizaron búsquedas en MEDLINE, PsycINFO y otras ocho bases de datos hasta marzo de 2021. También se estableció contacto con expertos en la materia, se buscó en la literatura gris y se realizaron comprobaciones de referencias y búsquedas de citas para identificar estudios adicionales. No se aplicaron restricciones de idioma.

Criterios de selección: 

Se incluyeron estudios cualitativos y de métodos mixtos con un componente cualitativo identificable. Se incluyeron estudios que se centraron en las experiencias y actitudes de los usuarios de los servicios, los cuidadores, los proveedores de servicios y los profesionales sanitarios vinculadas a la actividad física para el trastorno bipolar.

Obtención y análisis de los datos: 

Los datos se extrajeron mediante un formulario de extracción de datos diseñado para esta revisión. Las limitaciones metodológicas se evaluaron mediante una lista de criterios predeterminados. Para analizar y presentar la evidencia se utilizó el marco "mejor ajustado" para la síntesis, sobre la base de una versión revisada del Modelo de Creencias sobre la Salud (Health Belief Model). Las limitaciones metodológicas se evaluaron mediante la lista de comprobación cualitativa CASP. Para evaluar la confianza en cada resultado se utilizó la guía GRADE-CERQual (Confidence in the Evidence from Reviews of Qualitative research). Se examinó cada resultado para identificar factores que orienten la práctica de los profesionales sanitarios y asistenciales, así como el diseño y desarrollo de intervenciones de actividad física para las personas con trastorno bipolar.

Resultados principales: 

Se incluyeron 12 estudios con un total de 592 participantes (422 participantes que aportaron datos cualitativos a una encuesta en línea, 170 participantes en estudios de investigación cualitativa). La mayoría de los estudios exploraron las opiniones y experiencias sobre la actividad física de las personas con trastorno bipolar. Varios estudios también informaron sobre las experiencias personales de los componentes de actividad física de las intervenciones sobre el estilo de vida. Un estudio incluyó opiniones de cuidadores familiares y médicos. La mayoría de los estudios procedían de países de ingresos altos, y solo uno se realizó en un país de ingresos medios. La mayoría de los participantes se describían como estables y llevaban varios años viviendo con un diagnóstico de trastorno bipolar.

La confianza en varios de los resultados se redujo de confianza alta a confianza moderada o baja, ya que algunos se basaron solo en pequeñas cantidades de datos y en estudios de solo unos pocos países, lo que cuestiona la relevancia de estos resultados en otros contextos. También se contó con muy pocas perspectivas de familiares, otros cuidadores o profesionales sanitarios que apoyen a las personas con trastorno bipolar. Los estudios no incluyeron resultados de los proveedores de servicios sobre sus perspectivas de respaldo a este aspecto de la atención.

Hubo una serie de factores que limitaron la capacidad de las personas de realizar actividad física. Se mencionó la vergüenza y el estigma acerca del aspecto físico y el diagnóstico de salud mental. Algunas personas consideraron que habían perdido sus habilidades y capacidades deportivas al dejar la escuela. Los que habían sido capaces de mantener el ejercicio durante la transición a la edad adulta parecían ser más propensos a incluir la actividad física en su rutina habitual. Los límites de salud física y las afecciones comórbidas limitaban la actividad. Esto incluía la medicación para el trastorno bipolar, el sobrepeso, el tabaquismo, el consumo de alcohol, la mala alimentación y el sueño, y estas barreras estaban vinculadas a habilidades negativas de afrontamiento. Los problemas prácticos incluían la disponibilidad, la accesibilidad, las conexiones de transporte y el clima. Se valoraron positivamente los planes de salud o laborales que ofrecían descuentos. La falta de oportunidades para hacer ejercicio en los centros hospitalarios de salud mental fue un problema.

Entre los factores facilitadores se encontraban la estabilidad psicológica y la disposición a adoptar nuevos hábitos de vida. Las actividades al aire libre y la conexión con la naturaleza aportaron beneficios positivos. Lograr el equilibrio, el ritmo y la rutina ayudó a controlar el estado de ánimo. Incorporar la actividad física a la rutina habitual a pesar de las fluctuaciones del estado de ánimo o la motivación parece ser beneficioso si se practica a la intensidad y el ritmo adecuados. Hacer demasiado ejercicio o demasiado poco puede ser contraproducente y acelerar los estados depresivos o maníacos. La actividad física también ayudó a estructurar las rutinas diarias de las personas y podría conllevar otros beneficios positivos en el estilo de vida. La monitorización de las actividades físicas o de otro tipo podría ser una forma eficaz de identificar posibles factores desencadenantes o señales de alerta temprana. La tecnología fue útil para algunos. Las personas que habían investigado sobre el trastorno bipolar y habían adquirido un mejor conocimiento de la enfermedad mostraron una mayor confianza a la hora de gestionar sus cuidados o de prestarlos a otras personas. El apoyo social de amigos/familiares o profesionales sanitarios fue un factor facilitador, al igual que encontrar el tipo de ejercicio adecuado, que para muchos fue caminar.

Otros beneficios fueron la creación de vínculos sociales, la pérdida de peso, la mejoría de la calidad de vida y una mejor regulación del estado de ánimo. Pocas personas habían sido informadas de los beneficios de la actividad física. Una mejor educación y formación de los profesionales sanitarios podría favorecer un enfoque más holístico del bienestar físico y mental. La participación de profesionales de la salud mental en la prestación multidisciplinar de intervenciones de actividad física podría ser beneficiosa y mejorar la atención. Unas guías claras podrían ayudar a las personas a iniciar e incorporar cambios en su estilo de vida.

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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