Mensajes clave
- Hay pocos estudios de investigación en el campo de la rehabilitación motora en personas con amputación por causas vasculares.
- Los estudios informaron de algunos resultados positivos, pero existe poca confianza en los resultados debido al escaso número de participantes y a la escasez de datos.
¿Qué es una amputación y qué puede ocurrir tras una amputación?
La amputación es la extirpación de una parte externa del cuerpo. Las amputaciones por causas vasculares suelen asociarse a la diabetes y a la enfermedad arterial periférica. La enfermedad arterial periférica (EAP) está causada por depósitos grasos en las paredes de las arterias (o aterosclerosis) que provocan estrechamientos (o estenosis) de las arterias y obstrucciones en los vasos principales que irrigan las piernas.
Tras la amputación de un miembro inferior, el proceso de rehabilitación requiere una adaptación física. La rehabilitación motora tiene como objetivo potenciar el proceso de rehabilitación y el uso de prótesis para mejorar la movilidad y permitir el regreso a las actividades habituales, con la mínima pérdida funcional y una mejor calidad de vida. El entrenamiento de fuerza (elaborado para desarrollar la fuerza en un grupo muscular cada vez) es una técnica muy utilizada para la rehabilitación motora tras una amputación de miembro inferior. El entrenamiento de fuerza incluye ejercicios para los músculos alrededor de la cadera y los músculos del muñón con el objetivo de aumentar la fuerza muscular. Las intervenciones más recientes que pueden mejorar el proceso de rehabilitación pueden realizarse en el domicilio. Entre ellas se incluyen las imágenes motoras (movimiento simulado o ensayo mental de la acción sin realizar realmente el movimiento), los entornos virtuales (simulaciones generadas por ordenador) y la facilitación neuromuscular propioceptiva (estiramiento de los músculos, con el objetivo de lograr la máxima flexibilidad estática).
¿Qué se quiso averiguar?
Se deseaba averiguar si estas intervenciones eran efectivas para la rehabilitación motora, ya que la comodidad del entrenamiento en el domicilio y los costes más bajos pueden resultar atractivos para los profesionales sanitarios y los pacientes.
¿Qué se hizo?
Se realizaron búsquedas en las bases de datos médicas de estudios bien diseñados en personas con amputaciones por debajo de la rodilla debido a enfermedad arterial periférica o diabetes que compararon diferentes intervenciones para la rehabilitación motora entre sí. Las intervenciones podían administrarse solas o combinadas con los cuidados habituales (por ejemplo, vendaje de heridas y cuidados del muñón).
¿Qué se encontró?
Se encontraron dos ensayos controlados aleatorizados (estudios en los que los participantes se dividieron entre los grupos de tratamiento mediante un método al azar) con 30 participantes (búsqueda más reciente 9 de enero de 2023). Un estudio con ocho participantes evaluó las imágenes motoras combinadas con la marcha versus la marcha sola. Un estudio con 22 participantes comparó dos protocolos diferentes de entrenamiento de la marcha (uno centrado en el nivel de deterioro versus otro centrado en el nivel de tarea). No se encontraron estudios que utilizaran otras intervenciones como los entornos virtuales.
Resultados principales
No hubo diferencias claras en la evaluación de la movilidad entre las imágenes motoras combinadas con la marcha y la marcha sola.
Ambos protocolos de entrenamiento de la marcha pueden mejorar ligeramente desde el inicio hasta después del tratamiento para la evaluación de la movilidad. Hubo poca o ninguna diferencia en los efectos secundarios al comparar los dos protocolos de entrenamiento de la marcha.
¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?
No existe confianza en la evidencia porque se basaron en solo dos ensayos con un escaso número de participantes. Las personas sabían qué tratamiento recibían, lo que podría haber afectado los resultados del estudio.
¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?
La búsqueda más reciente se realizó el 9 de enero de 2023.
En general, existe una escasez de estudios de investigación en el campo de la rehabilitación motora en la amputación por trastornos vasculares. Se identificó evidencia de certeza muy baja de que los protocolos de entrenamiento de marcha dieran lugar a poca o ninguna diferencia entre los grupos en cuanto a las evaluaciones de movilidad y los eventos adversos. Las IM combinadas con la práctica física de caminar versus la práctica física de caminar sola no mostró diferencias claras en la evaluación de la movilidad (evidencia de certeza muy baja). Los estudios incluidos no informaron sobre la mortalidad, la CdV y el dolor del miembro fantasma, y evaluaron a participantes que ya utilizaban prótesis, lo que impidió la evaluación del uso de prótesis.
Debido a la evidencia de certeza muy baja disponible basada en solo dos ensayos pequeños, sigue sin estar claro si estas intervenciones tienen efecto sobre el uso de prótesis, los eventos adversos, la evaluación de la movilidad, la mortalidad, la CdV y el dolor del miembro fantasma. Otros estudios bien diseñados que aborden las intervenciones para la rehabilitación motora en la amputación transtibial por trastornos vasculares pueden ser importantes para aclarar esta incertidumbre.
La amputación se describe como la extirpación de una parte externa del cuerpo debido a traumatismo, enfermedad médica o cirugía. Las amputaciones causadas por enfermedades vasculares (amputaciones por trastornos vasculares) son cada vez más frecuentes, y suelen deberse a la enfermedad arterial periférica (EAP) asociada al envejecimiento de la población y al aumento de la incidencia de la diabetes y la enfermedad aterosclerótica. Las intervenciones para la rehabilitación motora podrían funcionar como precursoras para mejorar el proceso de rehabilitación y el uso de prótesis. Una rehabilitación efectiva puede mejorar la movilidad, permitir que las personas retomen sus actividades con una pérdida funcional mínima y mejorar su calidad de vida (CdV). El entrenamiento de fuerza es una técnica que se utiliza con frecuencia para la rehabilitación motora tras una amputación transtibial (por debajo de la rodilla), cuyo objetivo es aumentar la fuerza muscular. Otras intervenciones como las imágenes motoras (IM), los entornos virtuales (EV) y la facilitación neuromuscular propioceptiva (FNP) pueden mejorar el proceso de rehabilitación y, si estas intervenciones pueden realizarse en el domicilio, el gasto global del proceso de rehabilitación puede disminuir. Debido al aumento de la prevalencia, el impacto económico y el proceso de rehabilitación a largo plazo en personas con amputaciones por trastornos vasculares, se justifica una revisión que investigue la efectividad de las intervenciones de rehabilitación motora en personas con amputaciones transtibiales por trastornos vasculares.
Evaluar los efectos beneficiosos y perjudiciales de las intervenciones para la rehabilitación motora en personas con amputaciones transtibiales (por debajo de la rodilla) debido a enfermedad arterial periférica o diabetes (causado por trastornos vasculares).
Se utilizaron los métodos exhaustivos estándar de búsqueda de Cochrane. La última fecha de búsqueda fue el 9 de enero de 2023.
Se incluyeron ensayos controlados aleatorizados (ECA) en personas con amputaciones transtibiales resultantes de EAP o diabetes (causado por trastornos vasculares) que compararon intervenciones para la rehabilitación motora como el entrenamiento de fuerza (incluido el entrenamiento de la marcha), IM, EV y FNP entre sí.
Se utilizaron los métodos estándar de Cochrane. Los desenlaces principales fueron 1. uso de prótesis y 2. eventos adversos. Los desenlaces secundarios fueron: 3. mortalidad, 4. CdV, 5. evaluación de la movilidad y 6. dolor del miembro fantasma. Se utilizó el método GRADE para evaluar la calidad de la evidencia de cada desenlace.
Se incluyeron dos ECA con un total combinado de 30 participantes. Un estudio evaluó las IM combinadas con la práctica física de caminar versus la práctica física de caminar sola. Un estudio comparó dos protocolos diferentes de entrenamiento de la marcha. Los dos estudios reclutaron personas que ya utilizaban prótesis; por lo tanto, no fue posible evaluar el uso de prótesis. Los estudios no informaron sobre la mortalidad, la CdV o el dolor del miembro fantasma. Hubo falta de cegamiento de los participantes e imprecisión como resultado del escaso número de participantes, lo que disminuyó la certeza de la evidencia.
No se identificaron estudios que compararan los EV o la FNP con la atención habitual o entre sí.
Las IM combinadas con la práctica física de la marcha versus la práctica física de la marcha (un ECA, ocho participantes) mostró evidencia de certeza muy baja de ausencia de diferencias en la evaluación de la movilidad mediante la velocidad de la marcha, la longitud del paso, la asimetría de la longitud del paso, la asimetría de la cantidad media de apoyo en el lado de la prótesis y en el lado no protésico y la prueba Timed Up-and-Go. El estudio no evaluó los eventos adversos.
Un estudio comparó dos protocolos diferentes de entrenamiento de la marcha (un ECA, 22 participantes). El estudio utilizó puntuaciones de cambio para evaluar si las distintas estrategias de entrenamiento de la marcha daban lugar a una diferencia en la mejora entre la situación inicial (tercer día) y la situación posterior a la intervención (décimo día). No se observaron diferencias claras en los enfoques de entrenamiento con velocidad, la Berg Balance Scale (BBS) o el Amputee Mobility Predictor with PROsthesis (AMPPRO) en el desenlace funcional (evidencia de certeza muy baja). Al comparar los dos protocolos diferentes de entrenamiento de la marcha, hubo evidencia de certeza muy baja de poca o ninguna diferencia en cuanto a los eventos adversos.
La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.