¿Las intervenciones psicológicas y sociales promueven una mejor salud mental en personas que viven en países de ingresos bajos y medios afectados por crisis humanitarias?

Mensaje clave

– No se encontró suficiente evidencia a favor de las intervenciones para promover aspectos positivos de la salud mental en entornos humanitarios. Se necesitan ensayos aleatorizados grandes y bien realizados.

La salud mental durante una crisis humanitaria

Una crisis humanitaria es un acontecimiento, o una serie de acontecimientos, que amenazan la salud, la seguridad y el bienestar de una comunidad o de un grupo grande de personas, generalmente en una zona extensa. Los ejemplos incluyen: guerras y conflictos armados, hambrunas y catástrofes provocadas por peligros como terremotos, huracanes e inundaciones. Las personas que viven una crisis humanitaria podrían experimentar angustia física y mental y circunstancias muy difíciles que las hacen vulnerables a desarrollar trastornos mentales como el trastorno de estrés postraumático, la depresión y la ansiedad. La incidencia estimada de los trastornos mentales durante las crisis humanitarias es del 17% para la depresión y la ansiedad, y del 15% para el trastorno de estrés postraumático.

¿Qué son las intervenciones psicológicas y sociales?

Las intervenciones psicológicas y sociales (también llamadas psicosociales) reconocen la importancia del entorno social para configurar el bienestar mental. Suelen tener componentes psicológicos (relacionados con el estado mental y emocional de la persona; p. ej., relajación) y sociales (p. ej., esfuerzos por mejorar el apoyo social). Pueden tener como objetivo promover aspectos positivos de la salud mental (p. ej., reforzar la esperanza y el apoyo social, las habilidades de crianza), o prevenir y reducir el malestar psicológico y los trastornos mentales.

¿Qué se quiso averiguar?

Se quería saber si las intervenciones psicosociales podían promover desenlaces positivos de salud mental en personas que viven crisis humanitarias en países de ingresos bajos y medios, en comparación con comparadores inactivos como ninguna intervención, intervención habitual (se permite a los participantes buscar tratamientos disponibles en la comunidad) o lista de espera (los participantes reciben la intervención psicosocial tras una fase de espera).

¿Qué se hizo?

Se buscaron estudios que examinaran los efectos de las intervenciones psicosociales sobre aspectos positivos de la salud mental de las personas en países de ingresos bajos y medios afectados por crisis humanitarias. En estos estudios, se seleccionaron aquellos criterios de valoración representativos de las emociones positivas, la participación social positiva, las buenas relaciones, el sentido y el logro. Esto coincide con la definición de salud mental de la Organización Mundial de la Salud, según la cual la salud mental es "un estado de bienestar mental que permite a las personas afrontar los aspectos estresantes de la vida, ser consciente de sus capacidades, aprender bien y trabajar bien, y contribuir a su comunidad". Se buscaron estudios controlados aleatorizados en los que las intervenciones que recibían las personas se decidían al azar. Este tipo de estudios suele proporcionar la evidencia más fiable sobre los efectos de una intervención.

¿Qué se encontró?

Se encontraron 13 estudios sobre promoción de la salud mental con un total de 7917 participantes. Nueve estudios se realizaron con niños y adolescentes (de 7 a 18 años) y cuatro en adultos (mayores de 18 años). Cuatro estudios se realizaron en el Líbano, dos en la India y uno en cada uno de los siguientes: la República Democrática del Congo, Jordania, Haití, Bosnia y Herzegovina, los Territorios Palestinos Ocupados (OPT por sus siglas en inglés), Nepal y Tanzania. La duración media de los estudios fue de 18 semanas (mínimo 10 semanas, máximo 32 semanas). Por lo general, los ensayos se financiaron con subvenciones de instituciones académicas u organizaciones no gubernamentales. Los estudios midieron el bienestar mental, la funcionalidad y la conducta prosocial (un comportamiento que beneficia a otras personas o a la sociedad en su conjunto), al principio del estudio, al final de la intervención y tres o cuatro meses después. Compararon los resultados en personas que recibieron la intervención y en las que no.

¿Cuáles son los resultados de la revisión?

No hay evidencia suficiente para establecer conclusiones firmes. En niños y adolescentes, las intervenciones psicosociales podrían tener poco o ningún efecto en la mejora del bienestar mental, la funcionalidad y la conducta prosocial, pero la evidencia es muy poco clara. En la población adulta, se encontró evidencia alentadora de que las intervenciones psicosociales podrían mejorar ligeramente el bienestar mental, pero no había datos sobre ninguna otra dimensión positiva de la salud mental. En general, tanto para adultos como para niños, no está claro que estos resultados sean fiables y es probable que cambien cuando se disponga de más evidencia.

¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?

La principal limitación de esta revisión es que no se puede garantizar que la evidencia que se ha generado sea fiable. Esto es consecuencia directa de la escasa cantidad de datos que abordaban la pregunta de investigación. Al realizar análisis a partir de un conjunto de datos tan reducido, no es posible estar seguros de que las alteraciones en los desenlaces estén relacionadas con las intervenciones administradas y no se deban al azar. Además, las personas de los estudios eran conscientes del tratamiento que estaban recibiendo y no todos los estudios proporcionaron datos sobre todos los desenlaces de interés para esta revisión.

¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?

Se incluyó evidencia publicada hasta enero de 2023.

Conclusiones de los autores: 

Hasta la fecha, existe evidencia aleatorizada escasa y no concluyente sobre los posibles beneficios de las intervenciones psicológicas y sociales para promover la salud mental de las personas que viven en países de ingresos bajos y medios afectados por crisis humanitarias. La escasez de estudios incluidos en la revisión, la baja cifra de participantes analizados, el riesgo de sesgo de los estudios y los importantes niveles de heterogeneidad dificultan la confianza en los hallazgos. La evidencia de la eficacia de las intervenciones sobre los desenlaces de salud mental positivos es demasiado escasa para determinar implicaciones prácticas y políticas firmes. Esta revisión ha identificado una importante brecha entre lo que se sabe y lo que debe abordar la investigación en el área de promoción de la salud mental en contextos humanitarios.

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Antecedentes: 

A causa de guerras, conflictos, persecuciones, violaciones de los derechos humanos y crisis humanitarias, unos 84 millones de personas se ven obligadas a desplazarse en todo el mundo; la gran mayoría de ellas vive en países de ingresos bajos y medios (PIBM). Las personas que viven en contextos humanitarios se ven afectadas por una gran cantidad de factores de estrés que amenazan su salud mental. Las intervenciones psicosociales para las personas afectadas por crisis humanitarias pueden ser útiles para promover aspectos positivos de la salud mental, como el bienestar mental, la actividad psicosocial, el afrontamiento y la calidad de vida. Las revisiones anteriores se han centrado en el tratamiento y en intervenciones mixtas de promoción y prevención. Esta revisión se centra en la promoción de los aspectos positivos de la salud mental.

Objetivos: 

Evaluar los efectos de las intervenciones psicosociales dirigidas a promover la salud mental versus algunas condiciones de control (ninguna intervención, intervención habitual o lista de espera) en personas que viven en PIBM afectados por crisis humanitarias.

Métodos de búsqueda: 

Se realizaron búsquedas en CENTRAL, MEDLINE, Embase y otras siete bases de datos hasta enero de 2023. También se hicieron búsquedas en la Plataforma de registros internacionales de ensayos clínicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ClinicalTrials.gov para identificar estudios no publicados y en curso y se examinaron las listas de referencias de los estudios y revisiones relevantes.

Criterios de selección: 

Ensayos controlados aleatorizados (ECA) que compararan las intervenciones psicosociales versus algunas condiciones de control (ninguna intervención, intervención habitual o lista de espera) para promover aspectos positivos de la salud mental en niños y adultos que viven en PIBM afectados por crisis humanitarias. Se excluyeron los estudios que reclutaron participantes siguiendo un diagnóstico positivo de trastorno mental (o según una puntuación indirecta superior a la de corte en una medida de detección).

Obtención y análisis de los datos: 

Se utilizaron los métodos estándar de Cochrane. Los desenlaces principales fueron el bienestar mental, la funcionalidad, la calidad de vida, la resiliencia, el afrontamiento, la esperanza y la conducta prosocial. El desenlace secundario fue la aceptabilidad, definida como el número de participantes que abandonaron el ensayo por cualquier motivo. Para evaluar la certeza de la evidencia para los desenlaces de bienestar y actividad mental y conducta prosocial se utilizó el sistema GRADE.

Resultados principales: 

Se incluyeron 13 ECA con 7917 participantes. Nueve ECA se realizaron en niños/adolescentes y cuatro en adultos. Todas las intervenciones incluidas fueron administradas a grupos de participantes, principalmente por paraprofesionales. Paraprofesional se define como una persona que no es un profesional del servicio asistencial de salud mental o conductual, pero trabaja en el primer momento de contacto con personas que buscan asistencia de salud mental. Se realizaron cuatro ECA en el Líbano, dos en la India y uno en cada uno de los siguientes: la República Democrática del Congo, Jordania, Haití, Bosnia y Herzegovina, los Territorios Palestinos Ocupados (OPT por sus siglas en inglés), Nepal y Tanzania. La duración media de los estudios fue de 18 semanas (mínimo 10, máximo 32 semanas). Por lo general, los ensayos se financiaron con subvenciones de instituciones académicas u organizaciones no gubernamentales.

En los niños y adolescentes no hubo diferencias claras entre las intervenciones psicosociales y las condiciones de control en la mejora del bienestar mental y la conducta prosocial en el punto final del estudio (bienestar mental: diferencia de medias estandarizada [DME] 0,06; intervalo de confianza [IC] del 95%: -0,17 a 0,29; tres ECA, 3378 participantes; evidencia de certeza muy baja; comportamiento prosocial: DME -0,25; IC del 95%: -0,60 a 0,10; cinco ECA, 1633 participantes; evidencia de certeza baja), o en el seguimiento a medio plazo (bienestar mental: diferencia de medias [DM] -0,70; IC del 95%: -2,39 a 0,99; un ECA, 258 participantes; conducta prosocial: DME -0,48; IC del 95%: -1,80 a 0,83; dos ECA, 483 participantes, ambas evidencia de certeza muy baja). Las intervenciones podrían mejorar la funcionalidad (DM -2,18; IC del 95%: -3,86 a -0,50; un ECA, 183 participantes), con efectos mantenidos durante el seguimiento (DM -3,33; IC del 95%: -5,03 a -1,63; un ECA, 183 participantes), pero la evidencia es muy incierta ya que los datos provienen de un ECA (ambas evidencia de certeza muy baja).

Las intervenciones psicosociales podrían mejorar ligeramente el bienestar mental en los adultos en el punto final del estudio (DME -0,29; IC del 95%: -0,44 a -0,14; tres ECA, 674 participantes; evidencia de certeza baja), pero podrían tener poco o ningún efecto en el seguimiento, ya que la evidencia es incierta y los ECA futuros podrían confirmar o refutar este hallazgo. Ningún ECA midió los desenlaces de funcionalidad y conducta prosocial en adultos.

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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