Enfriar el cuerpo después de la reanimación tras un paro cardíaco

Mensaje clave

En esta revisión los autores se preguntaron si las personas reanimadas de un paro cardíaco se benefician cuando sus cuerpos se enfrían a una temperatura entre 32°C y 34ºC. La evidencia actual indica que los métodos convencionales de enfriamiento para inducir hipotermia (temperatura corporal baja) podrían reducir el riesgo de daño cerebral y mejorar los desenlaces neurológicos (problemas del sistema nervioso) tras una reanimación satisfactoria después de un paro cardiaco.

¿Qué es un paro cardiaco?

Alrededor del 30% al 50% de las personas con cardiopatía coronaria (cuando las arterias que suministran sangre al corazón se estrechan por la acumulación de material graso en sus paredes) sufren un paro cardiaco súbito en algún momento de su enfermedad. Un paro cardiaco súbito significa que el corazón deja de bombear sangre y, en consecuencia, se detiene la circulación de la sangre por todo el cuerpo.

¿Cómo se trata el paro cardiaco?

Una persona en paro cardiaco súbito necesita reanimación instantánea para salvar su vida. La reanimación la pueden realizar personas sin formación médica o profesionales sanitarios. Es posible emplear diversas técnicas, pero las primeras suelen ser administrar compresiones torácicas (empujar con fuerza y frecuencia sobre el esternón de la persona), técnicas de respiración artificial (reanimación boca a boca) y utilizar un desfibrilador que le aplica descargas eléctricas al corazón para reiniciarlo. Si las personas con un paro cardiaco no son reanimadas, las células cerebrales empiezan a sufrir daños irreversibles y posteriormente la persona muere. Tras una reanimación satisfactoria, el tratamiento en las primeras horas es fundamental para evitar o limitar el daño cerebral y preservar la función y la estructura de las células nerviosas del cerebro (lo que también se denomina "neuroprotección"). Los síntomas del daño cerebral varían en función de la gravedad y la duración del paro cardiaco, así como del estado de salud de la persona. Los síntomas incluyen muerte instantánea, coma, parálisis, temblores, dificultad con el habla y el lenguaje, dificultades para pensar, recordar y realizar tareas mentales, y problemas de coordinación corporal o de la marcha. Una forma de tratamiento que puede ayudar a prevenir el daño celular consiste en aplicar frío al cuerpo entre 32°C y 34ºC durante varias horas después de una reanimación exitosa.

¿Qué se quería averiguar?

Se deseaba saber si las personas reanimadas tras un paro cardiaco se recuperan mejor cuando sus cuerpos se enfrían a una temperatura entre 32°C y 34°C.

¿Qué se hizo?

Se realizaron búsquedas en las bases de datos médicas de estudios bien diseñados que analizaran la recuperación de las personas a las que se les enfrió el cuerpo a una temperatura entre 32°C y 34°C después de la reanimación tras un paro cardiaco, en comparación con las personas a las que no se les enfrió o no se les enfrió a menos de 36°C.

¿Qué se encontró?

En el análisis se incluyeron 12 estudios (3956 personas en total) que examinaron los efectos del enfriamiento del cuerpo después de una reanimación exitosa por un paro cardíaco. Once estudios utilizaron métodos de enfriamiento convencionales (por ejemplo, almohadillas de enfriamiento o bolsas de hielo). Sin embargo, un estudio utilizó la hemofiltración como método de enfriamiento (la sangre se extrajo del cuerpo a través de un tubo que pasó por un filtro para eliminar sustancias tóxicas y una máquina de enfriamiento antes de regresar al cuerpo - similar a la diálisis), por lo que no fue posible agrupar sus datos con los de otros estudios y se trataron por separado en la revisión.

Resultados clave

Aplicar enfriamiento al cuerpo tras una reanimación exitosa podría reducir el riesgo de daño cerebral y mejorar los desenlaces neurológicos. Cuando se compararon a las personas cuyos cuerpos fueron enfriados a 32°C a 34°C después de la reanimación con aquellas cuyos cuerpos no fueron enfriados en absoluto, se encontró que 532 por cada 1000 de las que recibieron enfriamiento no sufrirían daño cerebral, o solo un daño leve, mientras que solo 377 por cada 1000 de las que no fueron enfriadas no sufrirían ningún daño cerebral, o solo un daño leve. El enfriamiento no tuvo efectos sobre la supervivencia. El enfriamiento del cuerpo se asoció a un mayor riesgo de neumonía (una infección que inflama los alvéolos de uno o ambos pulmones) (384 por cada 1000 personas que recibieron enfriamiento frente a 352 por cada 1000 que no lo recibieron), un mayor riesgo de concentraciones bajas de potasio en sangre (185 por cada 1000 personas que recibieron enfriamiento frente a 134 por cada 1000 que no lo recibieron) y un mayor riesgo de latidos irregulares (257 por cada 1000 personas que recibieron enfriamiento frente a 184 por cada 1000 que no lo recibieron). Solo unos pocos estudios analizaron estas complicaciones tratables.

¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?

Algunos estudios presentaban deficiencias de calidad, como la falta de información sobre cómo se realizaron y sobre el uso de métodos inadecuados para equilibrar a los participantes entre los grupos con y sin enfriamiento. Sin embargo, cuando se tuvieron en cuenta las diferencias entre los estudios, quedó claro que estas deficiencias solo tuvieron poca influencia en los resultados principales y no modificaron las conclusiones generales.

Fuentes de financiación de los estudios

Una empresa relacionada con la diálisis financió el estudio que utilizó enfriamiento externo. De los 11 estudios restantes incluidos en el análisis principal, cinco recibieron financiación de organizaciones gubernamentales o sin ánimo de lucro; dos recibieron kits de análisis de una empresa no relacionada con la refrigeración y cuatro estudios no proporcionaron información sobre la financiación.

¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?

La evidencia está actualizada hasta septiembre de 2022.

Conclusiones de los autores: 

La evidencia actual indica que los métodos convencionales de enfriamiento para inducir la hipotermia terapéutica podrían mejorar los desenlaces neurológicos tras un paro cardiaco. Se obtuvo evidencia disponible de estudios en los que la temperatura objetivo estaba entre 32°C y 34ºC.

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Antecedentes: 

Un buen desenlace neurológico después de un paro cardíaco es difícil de lograr. Las intervenciones durante la fase de reanimación y el tratamiento en las primeras horas después del evento son fundamentales para un pronóstico favorable. La evidencia experimental indica que la hipotermia terapéutica es beneficiosa, y se han publicado varios estudios clínicos sobre este tema. Esta revisión se publicó originalmente en 2009; las versiones actualizadas se publicaron en 2012 y 2016.

Objetivos: 

Evaluar los efectos beneficiosos y perjudiciales de la hipotermia terapéutica tras un paro cardiaco en adultos, en comparación con el tratamiento estándar.

Métodos de búsqueda: 

Se utilizaron los métodos exhaustivos estándar de búsqueda de Cochrane. La última fecha de búsqueda fue el 30 de septiembre de 2022.

Criterios de selección: 

Se incluyeron ensayos controlados aleatorizados (ECA) y cuasialeatorizados en adultos que compararon la hipotermia terapéutica después de un paro cardíaco con el tratamiento estándar (control). Se incluyeron estudios con adultos a los que se les aplicó enfriamiento por cualquier método en las seis horas siguientes al paro cardiaco, hasta alcanzar temperaturas corporales objetivo de 32°C a 34°C. El buen desenlace neurológico se definió como la ausencia de lesiones cerebrales, o solamente lesiones cerebrales leves que permiten llevar una vida independiente.

Obtención y análisis de los datos: 

Se utilizaron los métodos estándar de Cochrane. El desenlace principal fue 1. recuperación neurológica. Los desenlaces secundarios fueron 2. supervivencia al alta hospitalaria, 3. calidad de vida, 4. coste-efectividad y 5. eventos adversos. Para evaluar la certeza se utilizó el método GRADE.

Resultados principales: 

Se encontraron 12 estudios con 3956 participantes que informaron los efectos de la hipotermia terapéutica sobre el desenlace neurológico o la supervivencia. Hubo algunas dudas sobre la calidad de todos los estudios, y dos estudios tenían un alto riesgo de sesgo en general. Cuando se compararon los métodos de enfriamiento convencionales versus cualquier tipo de tratamiento estándar (incluida una temperatura corporal de 36°C), se observó que los participantes del grupo de hipotermia terapéutica tuvieron más probabilidades de alcanzar un desenlace neurológico favorable (razón de riesgos [RR] 1,41; intervalo de confianza [IC] del 95%: 1,12 a 1,76; 11 estudios, 3914 participantes). La certeza de la evidencia fue baja.

Cuando se comparó la hipotermia terapéutica con la prevención de la fiebre o ningún enfriamiento se observó que los participantes del grupo de hipotermia terapéutica tuvieron más probabilidades de alcanzar un desenlace neurológico favorable (RR 1,60; IC del 95%: 1,15 a 2,23; ocho estudios, 2870 participantes). La certeza de la evidencia fue baja.

Cuando se compararon los métodos de hipotermia terapéutica con el control de la temperatura a 36°C, no hubo evidencia de una diferencia entre los grupos (RR 1,78; IC del 95%: 0,70 a 4,53; tres estudios; 1044 participantes). La certeza de la evidencia fue baja.

En todos los estudios la incidencia de neumonía, hipopotasemia y arritmia grave aumentó entre los participantes que recibieron hipotermia terapéutica (neumonía: RR 1,09; IC del 95%: 1,00 a 1,18; cuatro ensayos, 3634 participantes; hipopotasemia: RR 1,38; IC del 95%: 1,03 a 1,84; dos ensayos, 975 participantes; arritmia grave: RR 1,40; IC del 95%: 1,19 a 1,64; tres ensayos, 2163 participantes). La certeza de la evidencia fue baja (neumonía, arritmia grave) a muy baja (hipopotasemia). No hubo diferencias entre los grupos en cuanto a otros eventos adversos informados.

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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