¿Por qué es importante esta revisión?
La exposición al plomo es un riesgo grave para la salud, especialmente para los niños. La intoxicación con altos niveles de plomo puede causar anemia, daños multiorgánicos, crisis epilépticas, coma y muerte en los niños. A niveles bajos crónicos puede dar lugar a un deterioro cognitivo (de los procesos del pensamiento), psicológico (estados mental y emocional) y neuroconductual (p.ej. agresión, hiperactividad). Existen muchas posibles fuentes de plomo en el entorno, y por esta razón los investigadores han estudiado diferentes intervenciones educativas y ambientales en el domicilio para reducir la exposición al plomo en los niños, como la educación de los padres, la eliminación del polvo de plomo o los trabajos de reparación del domicilio. Sin embargo, no está claro si estas intervenciones funcionan para reducir la exposición adicional al plomo en los niños, y en qué medida lo hacen.
¿Quién estará interesado en esta revisión?
- Padres y cuidadores que quieren prevenir la exposición doméstica al plomo en los niños.
- Profesionales de la salud y responsables de la toma de decisiones que se interesan por los métodos para prevenir la exposición al plomo en el hogar en los niños.
¿Qué preguntas pretende contestar esta revisión?
Se deseaba determinar si las intervenciones educativas o ambientales en el domicilio, o las combinaciones de ambas, son efectivas para prevenir o reducir la exposición doméstica adicional al plomo en niños de hasta 18 años de edad. El interés se centró en observar las mejoras en el desarrollo cognitivo y neuroconductual, los posibles daños, las reducciones en los niveles de plomo en sangre y los niveles de polvo de plomo en el domicilio.
¿Qué estudios se incluyeron en la revisión?
Se realizaron búsquedas en las bases de datos hasta marzo de 2020 de ensayos controlados aleatorizados (ECA; en los que los participantes se asignan al azar, en este caso, a uno o varios grupos que reciben el tratamiento o a un grupo que no lo recibe) y cuasialeatorizados (en los que los niños se asignan a los grupos mediante métodos que no son estrictamente aleatorios). Se hallaron 17 estudios (tres nuevos en esta actualización) con 3282 niños, desde el parto hasta los seis años. Los estudios investigaron intervenciones educativas o ambientales, o una combinación de ambas, para reducir la exposición doméstica al plomo en los niños. Los niños de todos los estudios tenían menos de seis años. Quince estudios tuvieron lugar en zonas urbanas de Norteamérica, uno en Australia y otro en China. La mayoría de los estudios se realizaron en zonas de baja condición socioeconómica. Los niños y las niñas estuvieron representados por igual en los estudios. La duración de la intervención varió entre tres y 24 meses en 15 estudios, y dos estudios realizaron una intervención en una sola ocasión. En 14 estudios los métodos utilizados tuvieron deficiencias, lo que pudo distorsionar sus resultados y hacerlos menos fiables.
Los periodos de seguimiento variaron entre tres meses y ocho años. Quince estudios se financiaron con subvenciones para investigación nacionales o internacionales o gubernamentales, y dos estudios no informaron sobre sus fuentes de financiación.
¿Qué revela la evidencia de la revisión?
Intervenciones educativas: ninguno de los estudios incluidos en esta comparación evaluó los efectos sobre los desenlaces cognitivos o neuroconductuales, ni los efectos perjudiciales. En comparación con ninguna intervención, las intervenciones educativas probablemente no dan lugar a una diferencia en las concentraciones de plomo en sangre de niños pequeños, ni en la concentración en el polvo del suelo (evidencia de calidad moderada).
Intervenciones ambientales: un estudio en el que se compararon las medidas de control del polvo con ninguna intervención mostró poca o ninguna diferencia en los desenlaces cognitivos y neuroconductuales entre los grupos después de tres a ocho años. El mismo estudio evaluó los efectos perjudiciales y no encontró efectos asociados con la intervención, pero observó que dos niños presentaron efectos secundarios en el grupo control. Todos los estudios incluidos en esta comparación hallaron que el control del polvo no dio lugar a una mayor ni a una menor reducción de la concentración de plomo en sangre de los niños pequeños (evidencia de calidad moderada) ni de la concentración de polvo en el suelo, comparado con ninguna intervención (evidencia de muy baja calidad). Dos estudios evaluaron el efecto de la descontaminación del suelo y no fue posible establecer conclusiones sobre su efectividad (evidencia de muy baja calidad).
Combinación de intervenciones educativas y ambientales versus educación estándar: no hay evidencia suficiente de que las intervenciones de combinación reduzcan la concentración de plomo en sangre ni la de plomo en el polvo del suelo (evidencia de calidad muy baja), por lo que es necesario realizar más estudios que aborden esta laguna de la investigación.
¿Qué debe suceder a continuación?
Se necesitan más estudios de investigación para determinar qué es efectivo para prevenir la exposición de los niños al plomo. Se deberían realizar estudios en diferentes grupos socioeconómicos de países de ingresos altos, medios y bajos para considerar cómo funcionan las intervenciones en contextos conformados por diferentes niveles de industrialización o reglamentos de seguridad ambiental y de salud ocupacional.
De acuerdo con la evidencia disponible, las intervenciones educativas y ambientales en el domicilio (principalmente medidas de control de polvo) no mostraron evidencia de una diferencia para reducir la concentración de plomo en sangre en niños como medida de salud de la población. La evidencia de los efectos de las intervenciones ambientales sobre los desenlaces cognitivos y neuroconductuales y sobre los episodios adversos también es poco clara.
Es necesario realizar más ensayos para establecer la intervención más efectiva para reducir, o incluso prevenir, la exposición futura al plomo. Los elementos clave de estos ensayos deberían incluir estrategias para reducir simultáneamente las múltiples fuentes de exposición al plomo, y utilizar niveles empíricos de eliminación de polvo. También es necesario que los ensayos se realicen en países de ingresos bajos y medios y en diferentes grupos socioeconómicos de los países de ingresos altos.
La exposición al plomo es un peligro grave para la salud, especialmente para los niños. Se asocia con deterioro físico, cognitivo y neuroconductual de los niños. Existen muchas posibles fuentes de plomo en el entorno, y por esta razón los ensayos han analizado muchas intervenciones en el domicilio para prevenir o reducir la exposición al plomo. Esta es una actualización de una revisión publicada anteriormente.
Evaluar los efectos de las intervenciones domésticas dirigidas a prevenir o reducir la exposición adicional al plomo en los niños, con respecto a las mejoras en el desarrollo cognitivo y neuroconductual, las reducciones en los niveles de plomo en la sangre y las reducciones en los niveles de plomo en el polvo doméstico.
En marzo de 2020 se hicieron búsquedas en CENTRAL, MEDLINE, Embase, otras diez bases de datos y en clinicalTrials.gov. También se buscó en Google Scholar, se verificaron las listas de referencia de los estudios pertinentes y se estableció contacto con expertos para identificar estudios no publicados.
Ensayos controlados aleatorizados (ECA) y cuasialeatorizados de intervenciones formativas o ambientales domésticas, o combinaciones de intervenciones, para prevenir la exposición al plomo en niños (desde el parto hasta los 18 años de edad), en los que los investigadores informaron al menos una medida de resultado estandarizada.
Dos autores examinaron de forma independiente todos los estudios elegibles para su inclusión, evaluaron el riesgo de sesgo y extrajeron los datos. Se estableció contacto con los autores de los ensayos para obtener la información que faltaba. La certeza de la evidencia se evaluó mediante los criterios GRADE.
Se incluyeron 17 estudios (tres nuevos en esta actualización), con 3282 niños: 16 ECA (con 3204 niños) y un ensayo cuasialeatorizado (con 78 niños). Los niños de todos los estudios tenían menos de seis años. Quince estudios tuvieron lugar en zonas urbanas de Norteamérica, uno en Australia y otro en China. La mayoría de los estudios se realizaron en zonas de baja condición socioeconómica. Las niñas y los niños estuvieron representados por igual en los estudios que proporcionaron esta información. La duración de la intervención varió entre tres y 24 meses en 15 estudios, mientras que dos estudios realizaron intervenciones en una sola ocasión. Los periodos de seguimiento variaron entre tres meses y ocho años. Tres ECA tuvieron bajo riesgo de sesgo en todos los dominios evaluados. Los otros 14 estudios tuvieron riesgo de sesgo alto o incierto, por ejemplo, se consideró que dos ECA y un cuasi-ECA tuvieron alto riesgo de sesgo de selección y seis ECA alto riesgo de sesgo de desgaste. Quince estudios fueron financiados por subvenciones de investigación nacionales o internacionales o fuentes gubernamentales, mientras que los otros dos no informaron sobre sus fuentes de financiación.
Intervenciones educativas versus ninguna intervención
Ninguno de los estudios incluidos en esta comparación evaluó los efectos sobre los desenlaces cognitivos o neuroconductuales, ni sobre los episodios adversos. Todos los estudios proporcionaron datos sobre los desenlaces de concentración de plomo en sangre.
Las intervenciones educativas mostraron que probablemente no hay evidencia de una diferencia en la reducción de la concentración de plomo en sangre (continuo: diferencia de medias [DM] 0,03; intervalo de confianza [IC] del 95%: -0,13 a 0,07; I² = 0%; cinco estudios; 815 participantes; evidencia de certeza moderada; datos transformados a logaritmo); ni en la reducción de la concentración en el polvo del suelo (DM -0,07; IC del 95%: -0,37 a 0,24; I = 0%; dos estudios, 318 participantes; evidencia de certeza moderada).
Intervenciones ambientales versus ninguna intervención
Control del polvo: un estudio incluido en esta comparación comunicó datos sobre desenlaces cognitivos y neuroconductuales, así como sobre episodios adversos en niños. El estudio mostró numéricamente que podría haber mejores desenlaces neuroconductuales en los niños del grupo de intervención. Sin embargo, las diferencias fueron pequeñas y el IC incluyó un efecto beneficioso y no beneficioso de la intervención ambiental (por ejemplo, el desarrollo mental [Bayley Scales of Infant Development-II]: DM 0,1; IC del 95%: -2,1 a 2,4; un estudio, 302 participantes; evidencia de certeza baja). En el mismo estudio no se observaron episodios adversos relacionados con la intervención durante los ocho años de seguimiento, pero se observó que dos niños presentaron episodios adversos en el grupo control (un estudio, 355 participantes; evidencia de certeza muy baja).
El metanálisis tampoco encontró evidencia de efectividad en la concentración de plomo en sangre (continuo: DM -0,02; IC del 95%: -0,09 a 0,06 estudios; I² = 0%; cuatro estudios, 565 participantes, evidencia de certeza moderada; datos transformados a logaritmo). No fue posible agrupar los datos acerca de la concentración en polvo del suelo, pero los estudios informaron que podría no haber evidencia de una diferencia entre los grupos (evidencia de certeza muy baja).
Descontaminación del suelo: los dos estudios que evaluaron esta intervención ambiental solo informaron sobre el desenlace de concentración de plomo en sangre. Un estudio mostró un pequeño efecto en la reducción de la concentración de plomo en la sangre, mientras que el otro estudio no mostró efecto. Por lo tanto, se considera que la evidencia actual no es suficiente para establecer conclusiones sobre la efectividad de la descontaminación del suelo (evidencia de certeza muy baja).
Combinación de intervenciones educativas y ambientales versus educación estándar
Los estudios de esta comparación solo informaron sobre la concentración de plomo en sangre y en el polvo. No fue posible agrupar los estudios en un metanálisis debido a las diferencias considerables entre los estudios. Debido a que los estudios informaron de resultados no consistentes, actualmente no hay evidencia suficiente para aclarar si una combinación de intervenciones reduce la concentración de plomo en sangre y en el polvo del suelo (evidencia de certeza muy baja).
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