Mensajes clave
• En las personas con enfermedad renal crónica (una afección de larga duración en la que los riñones no funcionan eficazmente) y diabetes (una afección de por vida que hace que el nivel de azúcar en sangre de una persona sea demasiado alto), los programas educativos (actividades planificadas diseñadas para mejorar la capacidad de una persona para controlar su afección) podrían mejorar sus conocimientos sobre la diabetes, su capacidad para controlar su afección y los cambios de conducta con respecto al autocontrol.
• Sin embargo, el reducido número de personas que participaron en estos estudios y la gran variedad de desenlaces descritos hacen que los resultados se deban interpretar con cautela. Se necesitan estudios más grandes y bien diseñados con desenlaces comunes y seguimientos más prolongados.
¿Por qué es importante mejorar la atención de la diabetes de las personas con enfermedad renal?
La enfermedad renal crónica (una afección de larga duración en la que los riñones no funcionan eficazmente) y la diabetes (una afección de por vida que hace que el nivel de azúcar en sangre de una persona sea demasiado alto) son enfermedades crónicas que plantean muchos retos a las personas, sobre todo cuando tienen que gestionar ambas al mismo tiempo. La diabetes puede acelerar el desarrollo de enfermedades renales y es la principal causa de insuficiencia renal (una afección en la que los riñones ya no funcionan lo suficientemente bien como para mantener con vida a la persona). Aunque seguir complejos planes de tratamiento puede resultar complicado, un buen autocontrol en las primeras fases de la enfermedad renal puede mejorar los desenlaces más adelante y retrasar la necesidad de diálisis o de un trasplante de riñón.
¿Qué son los programas educativos?
Los programas educativos son cualquier conjunto de actividades planificadas y diseñadas para mejorar la capacidad de la persona de controlar su enfermedad y retrasar la progresión de la enfermedad renal. Estas actividades pueden tener como objetivo mejorar el conocimiento de la persona sobre su enfermedad, las actividades de autocuidado y su capacidad para autocontrolar la enfermedad, animándola y motivándola así a crear cambios saludables en su estilo de vida, mejorar el cumplimiento de su tratamiento y mejorar su calidad de vida.
¿Qué se quiso averiguar?
Se quería averiguar si un programa educativo diseñado para personas con enfermedad renal y diabetes les ayuda a entender su enfermedad y a reconocer la importancia de las estrategias dirigidas a demorar su progresión y prevenir las complicaciones a largo plazo.
¿Qué se hizo?
Se buscaron estudios aleatorizados (estudios en los que los participantes se asignan al azar a dos o más grupos de tratamiento) que compararan los programas educativos con la atención habitual en personas con enfermedad renal y diabetes. Se compararon y resumieron los resultados y la confianza en la evidencia se calificó en función de factores como la metodología y los tamaños de los estudios.
¿Qué se encontró?
Se incluyeron ocho estudios con 840 personas de 18 años o más con enfermedad renal y diabetes. Cuatro estudios se realizaron en múltiples centros y cuatro en centros únicos. La duración del seguimiento varió entre 12 semanas y cuatro años. La mayoría de los programas educativos estaban diseñados para aumentar los conocimientos de la persona sobre su enfermedad y mejorar las conductas de autocontrol. Un estudio se centró en la reducción del estrés mediante la conciencia plena (la capacidad de la persona de ser consciente de dónde está y qué está haciendo), y se adaptó para incluir prácticas de pensamientos y sentimientos complejos relacionados con la diabetes, y otro estudio utilizó un enfoque de atención médica coordinada con múltiples profesionales implicados en la atención de la persona.
En general, los programas educativos probablemente reducen los niveles de glucosa en sangre y podrían disminuir el colesterol total y la presión arterial, pero podrían dar lugar a poca o ninguna diferencia en la función renal, los niveles anormalmente bajos o altos de azúcar en sangre y las enfermedades cardiovasculares (trastornos del corazón y los vasos sanguíneos).
En el caso de las personas con diabetes con diálisis (un procedimiento para eliminar los productos de desecho y el exceso de líquido de la sangre cuando los riñones dejan de funcionar correctamente), el programa educativo podría mejorar sus conocimientos sobre la diabetes, sus conductas de autocontrol para revisarse los pies, utilizar loción, llevar calzado y calcetines adecuados y afrontar el estrés.
En el caso de las personas con un aumento moderado de proteínas en la orina, se podría producir una mejora de sus conocimientos generales sobre la diabetes, de su confianza a la hora de controlar sus niveles de azúcar en sangre en casa, de sus creencias sobre su control personal, así como cambios de conducta con respecto a su alimentación. Es posible que no se produzcan cambios de conducta en cuanto al ejercicio, el cuidado de los pies o el abandono del tabaquismo.
¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?
Se tiene poca confianza en que los programas educativos mejoren la comprensión de la diabetes en las personas con enfermedad renal. Esto se debe a que el número de estudios que informaron sobre desenlaces de interés fue escaso y los programas educativos variaron, por lo que no fue posible analizar adecuadamente los resultados.
¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?
La evidencia está actualizada hasta julio de 2024.
Los programas educativos podrían mejorar el conocimiento de algunas áreas relacionadas con el cuidado de la diabetes y algunas prácticas de autocontrol. Los programas educativos probablemente reducen la HbA1c en personas con NC y diabetes, pero el efecto sobre otros desenlaces clínicos no está claro. Esta revisión solo incluyó ocho estudios con tamaños muestrales pequeños. Por lo tanto, se necesitan más estudios aleatorizados para examinar la eficacia de los programas educativos sobre desenlaces clínicos importantes en personas con NC y diabetes.
La adherencia a pautas de administración complejas de las personas con nefropatía crónica (NC) y diabetes suele ser escasa. Las intervenciones para mejorar la adherencia requieren asesoramiento educativo y conductual intensivos. Sin embargo, aún no está claro si la evidencia existente es científicamente rigurosa y puede respaldar las recomendaciones para el uso sistemático de programas educativos en las personas con NC y diabetes. Esta es una actualización de una revisión publicada por primera vez en 2011.
Evaluar los efectos beneficiosos y perjudiciales de los programas educativos en personas con NC y diabetes.
Se realizaron búsquedas en el Registro de estudios del Grupo Cochrane de Riñón y trasplante (Cochrane Kidney and Transplant) hasta el 19 de julio de 2024 con el uso de términos de búsqueda relevantes para esta revisión. Los estudios en el registro se identifican mediante búsquedas en CENTRAL, MEDLINE y EMBASE, en resúmenes de congresos, en el portal de búsqueda de la Plataforma de registros internacionales de ensayos clínicos (ICTRP) y en ClinicalTrials.gov.
Se incluyeron los ensayos controlados aleatorizados (ECA) y cuasialeatorizados que investigaron los efectos beneficiosos y perjudiciales de los programas educativos (información e instrucciones conductuales y asesoramiento proporcionados por un profesional sanitario, que podía ser un enfermero, un farmacéutico, un educador, un profesional de la salud, un médico o un profesional sanitario, de forma verbal, escrita, con grabación de audio o asistidas por computadora) para las personas de 18 años o más con NC y diabetes.
Dos autores revisaron de forma independiente la bibliografía, determinaron la elegibilidad de los estudios, evaluaron la calidad y extrajeron e introdujeron los datos. Los desenlaces dicotómicos se expresaron como razones de riesgos (RR) con intervalos de confianza (IC) del 95% y los datos continuos como diferencias de medias (DM) con IC del 95%. Los datos se agruparon utilizando el modelo de efectos aleatorios. La certeza de la evidencia se evaluó mediante el sistema GRADE (Grades of Recommendation, Assessment, Development and Evaluation).
Se incluyeron ocho estudios (13 informes, 840 participantes asignados al azar). El riesgo general de sesgo fue bajo para los desenlaces objetivos y el sesgo de desgaste, incierto para el sesgo de selección, el sesgo de informe y otros sesgos, y alto para los desenlaces subjetivos.
Los programas educativos comparados con la atención habitual sola probablemente disminuyen la hemoglobina glucosilada (HbA1c) (cuatro estudios, 467 participantes: DM -0,42%; IC del 95%: -0,53 a -0,31; evidencia de certeza moderada; 13,5 meses de seguimiento) y podrían disminuir el colesterol total (179 participantes: DM -0,35 mmol/l; IC del 95%: -0,63 a -00,07; evidencia de certeza baja) y el colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL) (179 participantes: DM -0,40 mmol/l; IC del 95%: -0,65 a -0,14; evidencia de certeza baja) a los 18 meses de seguimiento.
Un estudio (83 participantes) informó que los programas educativos para personas que reciben diálisis y tienen diabetes podrían mejorar los conocimientos sobre la diabetes en cuanto al diagnóstico, la monitorización, la hipoglucemia, la hiperglucemia,la medicación con insulina, la medicación oral, los hábitos personales de salud, la alimentación, el ejercicio, las complicaciones crónicas, y el hecho de vivir con diabetes y afrontar el estrés (toda la evidencia de certeza baja). Es posible que haya una mejora en el conocimiento general de la diabetes al final de la intervención y al final del seguimiento de tres meses (un estudio, 97 participantes; evidencia de certeza baja) en personas con diabetes y albuminuria moderadamente aumentada (A2).
En participantes con diabetes y albuminuria moderadamente aumentada (A2) (un estudio, 97 participantes), los programas educativos podrían mejorar las creencias de los participantes en la eficacia del tratamiento y la autoeficacia total al cabo de cinco semanas en comparación con la atención habitual (evidencia de certeza baja). La autoeficacia para la monitorización domiciliaria de la glucemia y las creencias en el control personal podrían aumentar al final del seguimiento de tres meses (evidencia de certeza baja). No hubo diferencias en otras medidas de autoeficacia.
Un estudio (100 participantes) informó que un programa educativo podría aumentar el cambio de conducta en la alimentación general, la alimentación específica y la monitorización domiciliaria de la glucemia al final del tratamiento (evidencia de certeza baja); sin embargo, al final de los tres meses de seguimiento, podría no haber diferencias en ninguno de los desenlaces del cambio de conducta (toda la evidencia de certeza baja). Hubo efectos inciertos sobre la muerte, la hipoglucemia grave y la insuficiencia renal debido a la evidencia de certeza muy baja. No se dispuso de datos sobre cambios en la función renal (aclaramiento de creatinina, creatinina sérica, duplicación de la creatinina sérica o proteinuria).
En el caso de un programa educativo más atención multidisciplinaria y coordinada en comparación con la atención habitual, podría haber poca o ninguna diferencia en la HbA1c, la insuficiencia renal, la filtración glomerular estimada (FGe), la presión arterial sistólica o diastólica, la hipoglucemia, la hiperglucemia y el colesterol LDL y de lipoproteínas de alta densidad (HDL) (toda la evidencia de certeza baja en participantes con diabetes mellitus tipo 2 y nefropatía diabética avanzada documentada). No hubo datos sobre la muerte, las medidas orientadas al paciente, los cambios en la función renal (distintos de la FGe y la albuminuria), la morbilidad por enfermedad cardiovascular, la calidad de vida ni los eventos adversos.
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