Mensajes clave
El sulfato de magnesio ha demostrado anteriormente su eficacia en el tratamiento y la prevención de la eclampsia (ataques o convulsiones que se producen durante o después del parto cuando la mujer tiene la presión arterial elevada y proteínas en la orina).
El sulfato de magnesio podría provocar efectos no deseados en la mujer o el bebé (p. ej., problemas respiratorios).
Todavía no está claro cuál es la mejor dosis ni cuál es la mejor forma de administrarla.
¿Qué es la preeclampsia y la eclampsia?
La preeclampsia (o toxemia) es un trastorno que habitualmente se asocia con un aumento de la presión arterial (hipertensión) y proteínas en la orina. Puede ocurrir en cualquier momento durante la segunda mitad del embarazo o en las primeras semanas después del parto. Entre las consecuencias de la preeclampsia grave figuran las convulsiones maternas (eclampsia), problemas en el hígado y los riñones de la madre, muerte del recién nacido y desprendimiento de la placenta (separación de la placenta de la pared uterina antes del parto).
¿Por qué es importante para las mujeres con preeclampsia y eclampsia?
El sulfato de magnesio es eficaz en la prevención de la eclampsia en mujeres que presentan preeclampsia y en el tratamiento de las mujeres que sufren una convulsión eclámptica para evitar enfermedades maternas e infantiles graves y la muerte. Sin embargo, el sulfato de magnesio podría provocar efectos no deseados (dificultades respiratorias; reducción de la cantidad de orina, lo que podría dañar los riñones) en dosis elevadas y podría ser necesario que lo administre personal experimentado.
¿Qué se quiso averiguar?
Se quería averiguar si una forma de administrar el sulfato de magnesio (cantidad de medicamento; cómo y dónde aplicar el medicamento, p. ej., en la nalga, el muslo, en las venas; y duración de la administración) es mejor que otra.
¿Qué se hizo?
Se buscaron estudios que analizaran diferentes formas de administrar el sulfato de magnesio (cantidad de medicamento, método utilizado para administrar el medicamento y duración de la administración). Los resultados de estos estudios se compararon y resumieron, y la confianza en la evidencia se calificó según factores como los métodos y el tamaño de los estudios.
¿Qué se encontró?
Se buscaron estudios hasta abril de 2022. Se incluyeron 16 ensayos (3020 mujeres): cuatro ensayos (409 mujeres) reclutaron mujeres con eclampsia, y 12 ensayos (2611 mujeres) reclutaron mujeres con preeclampsia. Los estudios se realizaron principalmente en países de ingresos bajos y medios.
En mujeres con eclampsia: no se tiene confianza en la evidencia que compara la administración de dosis más bajas o pautas más cortas de sulfato de magnesio frente a una pauta de administración estándar porque los estudios fueron demasiado pequeños para mostrar alguna diferencia, y es posible que las personas implicadas supieran qué tratamiento estaban recibiendo, lo que podría haber dado lugar a sesgos. La administración de sulfato de magnesio en un plazo inferior a las 24 horas habituales podría disminuir el riesgo de rubor (enrojecimiento del rostro); sin embargo, se tiene poca confianza en este resultado porque el estudio fue demasiado pequeño.
En las mujeres con preeclampsia: no se sabe con certeza si la administración de sulfato de magnesio durante menos tiempo del habitual o en dosis más bajas da lugar a alguna diferencia en el riesgo de que las mujeres sufran convulsiones, enfermedades graves o efectos no deseados, ya que los estudios fueron demasiado pequeños. Tampoco está claro si la forma de administrar el medicamento produce efectos beneficiosos o perjudiciales, ya que los estudios eran demasiado pequeños para mostrar diferencias y es posible que las personas implicadas supieran qué tratamiento estaban recibiendo.
¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?
Tres factores principales disminuyeron la confianza en la evidencia. En primer lugar, las personas de muchos estudios sabían qué tratamiento estaban recibiendo, lo que podría haber dado lugar a sesgos; sin embargo, esto sería muy difícil de evitar en futuros estudios debido a las características de la intervención. En segundo lugar, algunos de los estudios proporcionaron poca información sobre cómo se habían realizado. Por último, algunos estudios fueron muy pequeños. Los resultados de otros estudios de investigación podrían diferir de los de esta revisión.
¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?
La evidencia está actualizada hasta el 29 de abril de 2022.
A pesar del número de ensayos que evalúan diversas pautas de administración del sulfato de magnesio para la profilaxis y el tratamiento de la eclampsia, aún no existe evidencia convincente de que un régimen en particular sea más eficaz que otro. Se necesitan ensayos controlados aleatorizados bien diseñados para responder esta pregunta.
El sulfato de magnesio es el fármaco de elección para la prevención y el tratamiento de las mujeres con eclampsia. Las pautas de administración de este fármaco han evolucionado a lo largo de los años, pero no están claros los efectos beneficiosos o perjudiciales comparativos de las distintos pautas. Esta es una actualización de una revisión publicada por primera vez en 2010.
Evaluar si un régimen de sulfato de magnesio es mejor que otro cuando se utiliza para la atención de las mujeres con preeclampsia o eclampsia, o ambas, para reducir el riesgo de morbilidad grave y mortalidad de la mujer y el neonato.
Se realizaron búsquedas en el Registro de ensayos controlados del Grupo Cochrane de Embarazo y parto (Cochrane Pregnancy and Childbirth), en ClinicalTrials.gov, en la Plataforma de registros internacionales de ensayos clínicos de la OMS (29 de abril de 2022) y en las listas de referencias de los estudios identificados.
Se incluyeron los ensayos aleatorizados y los ensayos aleatorizados por conglomerados que compararon diferentes regímenes para la administración de sulfato de magnesio utilizado en mujeres con preeclampsia o eclampsia, o ambas. Las comparaciones incluyeron diferentes pautas de administración, la vía intramuscular versus la intravenosa para el tratamiento de mantenimiento y diferentes duraciones del tratamiento. Se excluyeron los estudios con diseños cuasialeatorizados o cruzados (cross-over). Se incluyeron resúmenes de congresos si cumplían la evaluación de fiabilidad.
En esta actualización dos autores de la revisión evaluaron los ensayos para inclusión, realizaron la evaluación del riesgo de sesgo y extrajeron los datos. Se verificó la exactitud de los datos. La certeza de la evidencia se evaluó mediante el método GRADE.
En esta actualización un total de 16 ensayos (3020 mujeres) cumplieron con los criterios de inclusión: cuatro ensayos (409 mujeres) compararon regímenes para mujeres con eclampsia y 12 ensayos (2611 mujeres) compararon regímenes para mujeres con preeclampsia. La mayoría de los ensayos incluidos tenían tamaños muestrales pequeños y se realizaron en países de ingresos bajos y medios. Once ensayos declararon la utilización de métodos adecuados de asignación al azar y ocultación de la asignación. El cegamiento de las participantes y los médicos no fue posible en la mayoría de los ensayos. La mayoría de los estudios incluidos presentaron un bajo riesgo de sesgo de desgaste y de notificación.
Tratamiento de las mujeres con eclampsia (cuatro comparaciones)
Un ensayo comparó una única dosis de carga con una dosis de carga más una pauta posológica de mantenimiento (80 mujeres). No está claro si alguno de las dos pautas tiene efecto sobre el riesgo de recurrencia de las convulsiones o de muerte materna (evidencia de certeza muy baja).
Un ensayo comparó una pauta de administración más baja con una estándar durante 24 horas (72 mujeres). No está claro si alguna de las dos pautas posológicas tiene efecto sobre el riesgo de recurrencia de las convulsiones, la morbilidad grave, la muerte perinatal o la muerte materna (evidencia de certeza muy baja).
Un ensayo (137 mujeres) comparó una pauta posológica de mantenimiento intravenosa (IV) versus intramuscular (IM) estándar. Tampoco está claro si una u otra vía tiene un efecto sobre la recurrencia de las convulsiones, la muerte del bebé antes del alta (mortinato y muerte neonatal) o la muerte materna (evidencia de certeza muy baja).
Un ensayo (120 mujeres) comparó una pauta de mantenimiento corta con una estándar (24 horas después del parto). No está claro si la duración de la pauta de mantenimiento tiene un efecto sobre la recurrencia de las convulsiones, la morbilidad grave o los efectos secundarios como las náuseas y la insuficiencia respiratoria. Una pauta de mantenimiento corta podría reducir el riesgo de rubor en comparación con una estándar de 24 horas (razón de riesgos [RR] 0,27; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,08 a 0,93; un ensayo, 120 mujeres; evidencia de certeza baja).
Muchos de los desenlaces fundamentales predeterminados no se informaron en los ensayos incluidos.
Prevención de la eclampsia en mujeres con preeclampsia (cinco comparaciones)
Dos ensayos (462 mujeres) compararon la dosis de carga sola con la dosis de carga más el tratamiento de mantenimiento. Evidencia de certeza baja indica un efecto incierto con cualquiera de las dos pautas sobre el riesgo de eclampsia (RR 2,00; IC del 95%: 0,61 a 6,54; dos ensayos, 462 mujeres) o muerte perinatal (RR 0,50; IC del 95%: 0,19 a 1,36; dos ensayos, 462 mujeres).
Un ensayo pequeño (17 mujeres) comparó una pauta de mantenimiento IV versus IM durante 24 horas. No está claro si el régimen de mantenimiento IV o IM tiene un efecto sobre la eclampsia o la mortinatalidad (evidencia de certeza muy baja).
Cuatro ensayos (1713 mujeres) compararon pautas de mantenimiento posparto cortas con la continuación durante 24 horas después del parto. La evidencia de certeza baja indica que podría haber un amplio rango de efectos beneficiosos o perjudiciales entre los grupos con respecto a la eclampsia (RR 1,99; IC del 95%: 0,18 a 21,87; cuatro ensayos, 1713 mujeres). Evidencia de certeza baja indica que podría haber poco o ningún efecto sobre la morbilidad grave (RR 0,96; IC del 95%: 0,71 a 1,29; dos ensayos, 1233 mujeres) o los efectos secundarios como la depresión respiratoria (RR 0,80; IC del 95%: 0,25 a 2,61; dos ensayos, 1424 mujeres).
Tres ensayos (185 mujeres) compararon una dosis de mantenimiento más alta versus una más baja. No se sabe con certeza si alguno de las dos pautas tiene efecto sobre la eclampsia (evidencia de certeza muy baja). Evidencia de certeza baja indica que una dosis de mantenimiento más alta tiene poco o ningún efecto sobre los efectos secundarios en comparación con una dosis más baja (RR 0,79; IC del 95%: 0,61 a 1,01; un ensayo, 62 mujeres).
Un ensayo (200 mujeres) comparó una pauta de mantenimiento mediante infusión continua versus una de bolos IV en serie. No está claro si la duración de la pauta de mantenimiento tiene un efecto sobre la eclampsia, los efectos secundarios, la muerte perinatal, la muerte materna u otra morbilidad neonatal (evidencia de certeza muy baja).
Muchos de los desenlaces fundamentales predeterminados no se informaron en los ensayos incluidos.
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