Fatiga severa después del tratamiento del cáncer infantil

Pregunta de la revisión

Se examinó la literatura para determinar cuán común (prevalencia) es la fatiga severa en los pacientes después del tratamiento para el cáncer infantil. También se buscó describir el curso de la fatiga severa después de completar el tratamiento del cáncer e identificar los posibles factores de riesgo para el desarrollo de fatiga en esta población.

Antecedentes

Los tratamientos para el cáncer infantil están mejorando y son más efectivos para curar el cáncer. El impacto de haber tenido cáncer a una edad temprana, junto con el tratamiento del cáncer, a menudo intensivo, puede afectar el bienestar físico y mental en etapas posteriores de la vida. La mayoría de los supervivientes desarrollarán uno o más de estos denominados efectos tardíos. La fatiga severa es un efecto tardío común en los pacientes con cáncer de inicio en la edad adulta y puede afectar la vida cotidiana de una persona de muchas maneras. Actualmente no se conoce con qué frecuencia se produce una fatiga severa después del tratamiento del cáncer infantil, ni qué factores de riesgo podrían ser responsables del desarrollo de fatiga.

Características de los estudios

La evidencia está actualizada hasta marzo 2019.

Se incluyeron 30 estudios, que describieron a 18 682 participantes después del tratamiento del cáncer infantil. Se encontró mucha variación entre los estudios en el diagnóstico del cáncer, el tratamiento del cáncer, la edad de los participantes, los cuestionarios utilizados para evaluar la fatiga y el tamaño del estudio.

Resultados clave

Dieciocho estudios informaron sobre la prevalencia de la fatiga grave, que osciló entre el 0% y el 61,7%. Cuatro estudios informaron sobre la prevalencia de la fatiga severa en los hermanos y hermanas del paciente o en los controles basados en la población. Las tasas de prevalencia en estos grupos de control oscilaron entre el 3,1% y el 10,3%. En estos cuatro estudios, los supervivientes presentaron fatiga con más frecuencia que los controles. Esta diferencia solo fue significativa en dos estudios.

Cuando se observó la prevalencia de la fatiga severa en los supervivientes de linfoma y leucemia (tipos de cáncer de la sangre), se encontró que osciló entre el 1,8% y el 35,9%. Dos estudios informaron sobre la fatiga severa en supervivientes del cáncer cerebral, con tasas del 21,13% y del 14,6%. Un estudio en supervivientes del cáncer de huesos no informó de ningún caso de fatiga severa. En el caso de los supervivientes de hasta 18 años de edad, las tasas de prevalencia oscilaron entre el 6,7% y el 12,5%. En cambio, en los estudios que incluyeron a participantes a partir de los 16 años de edad (pero en su mayoría mayores de 18 años), las tasas de prevalencia oscilaron entre el 4,4% y el 61,7%.

Veintidós estudios evaluaron uno o más factores de riesgo posibles de fatiga. La revisión muestra que la depresión puede aumentar la fatiga. La edad en que se diagnosticó el cáncer y el nivel de educación del superviviente no parecieron influir en la fatiga.

Solo un estudio proporcionó información sobre el curso de la fatiga a lo largo del tiempo, y encontró que en el curso de 2,7 años 32 de los 102 participantes (31,4%) informaron de fatiga severa persistente.

Calidad de la evidencia

Todos los estudios incluidos tuvieron problemas con la calidad de la evidencia, y se encontraron muchas diferencias entre los estudios para varias características. Por lo tanto, la evidencia para considerar la pregunta de revisión es débil. Aún no se conoce sobre la aparición de fatiga severa después del tratamiento del cáncer infantil. También es el caso de la evolución de la fatiga severa después de la finalización del tratamiento del cáncer y de los factores de riesgo que pueden ser responsables del desarrollo de fatiga.

Conclusiones de los autores: 

No está claro cuántos supervivientes del cáncer infantil sufren de fatiga severa. Esta revisión encontró varias dificultades. Se encontró heterogeneidad estadística y clínica y una gran variación en el informe de los posibles riesgos y factores asociados. Por lo tanto, la evidencia de esta revisión es débil, y aún debe determinarse la prevalencia exacta de la fatiga severa después del tratamiento del cáncer infantil. Lo anterior también es válido para el curso de la fatiga severa después del tratamiento y la solidez de la relación entre la fatiga y los factores asociados y de riesgo. A pesar de estas limitaciones, la revisión proporciona una visión general de la literatura existente sobre la fatiga severa después del tratamiento del cáncer infantil.

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Antecedentes: 

Las estrategias de tratamiento del cáncer infantil están mejorando, lo que se traduce en mayores tasas de supervivencia. Sin embargo, las consecuencias del cáncer infantil no terminan con la finalización satisfactoria del tratamiento del cáncer. La mayoría de los pacientes desarrollará efectos tardíos después de la suspensión del tratamiento. La fatiga severa se considera un efecto tardío común y debilitante en los supervivientes del cáncer. Aunque la mayoría de las investigaciones sobre la fatiga se han realizado en pacientes después de un cáncer de inicio en la edad adulta, esta revisión se centra en la fatiga después del cáncer infantil.

Objetivos: 

Estimar la prevalencia de la fatiga severa después del tratamiento del cáncer infantil. Los objetivos secundarios son la descripción de la evolución de la fatiga severa después del tratamiento del cáncer y la evaluación de los factores de riesgo de fatiga, o de los factores asociados a la misma.

Métodos de búsqueda: 

Se realizaron búsquedas en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (la Biblioteca Cochrane 2019; número 8; de marzo 2019), MEDLINE/PubMed (desde 1945 hasta el 8 de marzo 2019), Embase/Ovid (desde 1947 hasta el 8 de marzo 2019), en las listas de referencias de los artículos incluidos y en varias actas de congresos desde 2011 hasta 2018.

Criterios de selección: 

Estudios de observación, ensayos controlados aleatorizados y ensayos clínicos controlados que informaran sobre la fatiga en participantes después del tratamiento del cáncer infantil. Las series de casos y los informes de casos no fueron elegibles para la inclusión.

Obtención y análisis de los datos: 

Dos autores de la revisión, de forma independiente, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo. Cuando la publicación no presentó la prevalencia de la fatiga severa, se estableció contacto con los autores del estudio para obtener información adicional.

Resultados principales: 

Se incluyeron 30 estudios (18 682 participantes en total). Dieciocho estudios contribuyeron al objetivo principal y 22 estudios contribuyeron a los objetivos secundarios. Se encontraron diferencias considerables entre los estudios en cuanto al diagnóstico del cáncer, el tratamiento del cáncer, la edad de los participantes, los cuestionarios utilizados para evaluar la fatiga y el tamaño de la muestra. Todos los estudios incluidos calificaron al menos un ítem del «Riesgo de sesgo» como de riesgo poco claro o alto.

Se identificó heterogeneidad tanto clínica como estadística y, por lo tanto, no fue posible agrupar los resultados, por lo que se los presentó de forma descriptiva. Dieciocho estudios (en que se describió a 14 573 supervivientes) informaron de la prevalencia de fatiga grave, que osciló entre el 0% y el 61,7%. En un subgrupo de tres estudios en los que se incluyó a niños de hasta 18 años de edad en la evaluación de la fatiga (268 supervivientes), las tasas de prevalencia oscilaron entre el 6,7% y el 12,5%. En comparación, en un subgrupo de 12 estudios que incluyeron participantes de 16 años de edad o más (13 952 supervivientes), las tasas de prevalencia oscilaron entre el 4,4% y el 61,7%. La prevalencia de la fatiga severa en un subgrupo de supervivientes del cáncer hematológico se presentó en siete estudios y osciló entre el 1,8% y el 35,9% (1907 supervivientes). La prevalencia de la fatiga severa en los supervivientes del cáncer cerebral se presentó en dos estudios (252 supervivientes) y fue del 14,6% y el 21,1% respectivamente. Un estudio presentó una prevalencia para los supervivientes del cáncer óseo del 0,0% (17 supervivientes). Cuatro estudios proporcionaron tasas de prevalencia de la fatiga severa en grupos de control de hermanos o controles basados en la población, que oscilaron entre el 3,1% y el 10,3%. En estos cuatro estudios, los supervivientes presentaron fatiga con mayor frecuencia que los controles, pero esta diferencia fue estadísticamente significativa en solo dos estudios.

Los estudios que evaluaron el riesgo y los factores asociados a la fatiga fueron heterogéneos, y las definiciones de los factores estudiados a menudo fueron inconsistentes, por lo que los resultados se presentaron de forma descriptiva. Encontraron que la depresión podría estar asociada con la fatiga. Por el contrario, la edad de diagnóstico y el nivel de educación no parecieron estar asociados con la fatiga. No fue posible calcular ninguna estimación del riesgo general para ninguno de los riesgos informados ni los factores asociados, debido a que no fue posible realizar un metanálisis.

Un estudio proporcionó información sobre el curso de la fatiga a lo largo del tiempo, y descubrió que en el curso de 2,7 años, 32 de los 102 participantes (31,4%) informaron de fatiga severa persistente.

Notas de traducción: 

La traducción y edición de las revisiones Cochrane han sido realizadas bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad del Gobierno español. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con Infoglobal Suport, cochrane@infoglobal-suport.com.

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