La quimioterapia intensiva para personas con cáncer puede provocar una citopenia grave y prolongada (número de células sanguíneas inferior al normal), especialmente neutropenia (glóbulos blancos inferiores a los normales, que ayudan a combatir las infecciones), una enfermedad crítica que puede poner en peligro la vida. Cuando una persona tiene tanto fiebre como neutropenia, se denomina neutropenia febril (NF). La enfermedad fúngica invasiva (EFI; una infección causada por un hongo) es una de las causas graves de la NF inducida por la quimioterapia.
Hay dos estrategias de tratamiento en esta situación. En el tratamiento antifúngico empírico, se administra un medicamento antifúngico cuando el médico sospecha por primera vez que hay una infección fúngica (p. ej., la persona sigue teniendo fiebre después de cuatro a siete días de tratamiento antibiótico, o el médico todavía está tratando de determinar la causa de la fiebre). En el tratamiento preventivo, el médico utiliza una serie de pruebas de laboratorio para encontrar la causa de la infección antes de iniciar el medicamento antimicótico.
En comparación con el tratamiento empírico, el tratamiento preventivo podría reducir el uso de medicamentos antimicóticos y los efectos adversos que pueden causar, pero podría aumentar el número de muertes. Todavía no se han determinado los efectos beneficiosos ni perjudiciales asociados con las dos estrategias de tratamiento.
¿Quién estará interesado en esta revisión?
Profesionales sanitarios, incluidos los oncólogos clínicos; personas con cáncer y su entorno.
¿Qué pregunta pretende contestar esta revisión?
Esta revisión sistemática tuvo como objetivo encontrar y evaluar la evidencia de la eficacia relativa (cómo de bien funcionan); la seguridad (el número y la gravedad de los efectos secundarios); y el impacto del tratamiento antimicótico preventivo versus empírico en el uso de medicamentos antimicóticos en personas con cáncer que presentan NF.
¿Qué estudios se incluyeron en la revisión?
Se realizaron búsquedas en las bases de datos médicas electrónicas para encontrar todos los estudios relevantes que incluyeran adultos con cáncer que tuvieran NF. Para ser incluidos, los estudios tenían que ser ensayos controlados aleatorizados (ECA), lo que significa que los participantes fueron divididos al azar (solo al azar), para recibir medicamentos antifúngicos empíricos o preventivos (última búsqueda en octubre de 2021). Se incluyeron siete estudios, con 1480 personas, que compararon las estrategias de tratamiento antimicótico empírico y preventivo.
¿Qué dice la evidencia de la revisión?
En el caso de las personas con cáncer y neutropenia febril, podría haber poca o ninguna diferencia en el número de muertes entre los que reciben un tratamiento antifúngico preventivo y los que reciben un tratamiento empírico. El tratamiento preventivo podría aumentar la tasa de identificación de la EFI y reducir la duración y la tasa de uso de los medicamentos antimicóticos, pero no se ha demostrado que reduzca los eventos adversos. La certeza de la evidencia fue de muy baja a baja. En el mejor de los casos, la confianza en la estimación del efecto es limitada.
¿Qué debería suceder a continuación?
El tratamiento preventivo podría ser un método de tratamiento prometedor para las personas con cáncer que presentan NF. Dado que los ensayos informaron de diferentes tratamientos, la estandarización de los protocolos de tratamiento ayudará a establecer una evaluación más válida de los efectos del tratamiento.
En las personas con cáncer que tienen un alto riesgo de neutropenia febril, el tratamiento antimicótico preventivo podría reducir la duración y la tasa de uso de agentes antimicóticos en comparación con el tratamiento empírico, sin aumentar la mortalidad general ni la relacionada con la EFI. Pero la evidencia relacionada con la detección de la infección fúngica invasiva y los eventos adversos fue inconsistente e incierta.
La quimioterapia citotóxica intensiva para las personas con cáncer puede causar citopenia grave y prolongada, especialmente neutropenia, una enfermedad crítica que es potencialmente mortal. Cuando se manifiesta con fiebre y neutropenia, se denomina neutropenia febril (NF). La enfermedad fúngica invasiva (EFI) es una de las etiologías graves de la NF inducida por la quimioterapia. En el tratamiento preventivo, los médicos solo inician el tratamiento antifúngico cuando se detecta una infección fúngica invasiva mediante una prueba diagnóstica. En comparación con el tratamiento antifúngico empírico, el tratamiento preventivo puede reducir el uso de agentes antifúngicos y los efectos adversos asociados, pero puede aumentar la mortalidad. Todavía no se han determinado los efectos beneficiosos ni perjudiciales asociados con las dos estrategias de tratamiento.
Evaluar la eficacia relativa, la seguridad y el impacto en el uso de agentes antifúngicos del tratamiento antifúngico preventivo versus el empírico en personas con cáncer que presentan neutropenia febril.
Se realizaron búsquedas en CENTRAL, MEDLINE Ovid, Embase Ovid y ClinicalTrials.gov hasta octubre de 2021.
Se incluyeron los ensayos controlados aleatorizados (ECA) que compararon el tratamiento antimicótico preventivo con el tratamiento antimicótico empírico para las personas con cáncer.
Se identificaron 2257 registros a partir de las bases de datos y de la búsqueda manual. Después de eliminar los duplicados, seleccionar los títulos y resúmenes y revisar los informes de texto completo, se incluyeron siete estudios en la revisión. Se evaluaron los efectos sobre la mortalidad por todas las causas, la mortalidad atribuida a la infección fúngica, la proporción del uso de agentes antimicóticos (distintos del uso profiláctico), la duración del uso de antimicóticos (días), la detección de la infección fúngica invasiva y los efectos adversos para la comparación del tratamiento antimicótico preventivo versus el empírico. La certeza general de la evidencia para cada desenlace se presentó según el método GRADE.
Esta revisión incluye 1480 participantes de siete ensayos controlados aleatorizados. Los estudios incluidos solo incluyeron participantes con alto riesgo de NF (p. ej., personas con neoplasias hematológicas); ninguno de ellos incluyó participantes con bajo riesgo (p. ej., personas con tumores sólidos).
Evidencia de certeza baja indica que podría haber poca o ninguna diferencia entre el tratamiento antifúngico preventivo y el empírico en la mortalidad por todas las causas (razón de riesgos [RR] 0,97; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,72 a 1,30; efecto absoluto, reducido en 3/1000); y en la mortalidad atribuida a la infección fúngica (RR 0,92; IC del 95%: 0,45 a 1,89; efecto absoluto, reducido en 2/1000). El tratamiento preventivo podría disminuir la proporción de antifúngicos utilizados más que el tratamiento empírico (distinto del uso profiláctico; RR 0,71; IC del 95%: 0,47 a 1,05; efecto absoluto, reducido en 125/1000; evidencia de certeza muy baja). El tratamiento preventivo podría reducir la duración del uso de antifúngicos más que el tratamiento empírico (diferencia de medias [DM] -3,52 días; IC del 95%: -6,99 a -0,06, evidencia de certeza muy baja). El tratamiento preventivo podría aumentar la detección de la infección fúngica invasiva en comparación con el tratamiento empírico (RR 1,70; IC del 95%: 0,71 a 4,05; efecto absoluto, aumentado en 43/1000; evidencia de certeza muy baja). Aunque no fue posible agrupar los eventos adversos en un metanálisis, no pareció haber diferencias aparentes en la frecuencia ni la gravedad de los eventos adversos entre los grupos.
Debido a la naturaleza de la intervención, ninguno de los siete ECA pudo cegar a los participantes ni al personal en relación con el sesgo de realización. Se identificó una considerable heterogeneidad clínica y estadística, que redujo la certeza de la evidencia para cada desenlace. Sin embargo, los dos desenlaces de mortalidad tuvieron menos heterogeneidad estadística que otros desenlaces.
La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.