Mensajes clave
El sulfato de magnesio administrado a mujeres con riesgo de parto prematuro para proteger el cerebro de sus bebés reduce la parálisis cerebral, y el desenlace combinado de muerte o parálisis cerebral, en estos niños hasta los dos años de edad, en comparación con el placebo.
Los futuros estudios de esta área se deberían centrar en los efectos del tratamiento:
• sobre los niños cuando lleguen a la adolescencia y la edad adulta; y
• en los distintos grupos de mujeres en riesgo de parto prematuro y según las diferentes maneras de administrar el sulfato de magnesio.
¿Qué es el sulfato de magnesio?
El sulfato de magnesio es un medicamento habitual utilizado en todo el mundo para distintas complicaciones del embarazo.
¿Por qué es importante para las mujeres con riesgo de parto prematuro y sus bebés?
Los bebés nacidos antes de tiempo (prematuros, antes de las 37 semanas de embarazo) tienen un mayor riesgo de complicaciones, incluida la muerte y discapacidades como la parálisis cerebral. En los últimos años, se ha administrado sulfato de magnesio a mujeres con probabilidades de tener bebés prematuros (debido a un parto prematuro espontáneo o a una indicación médica de programar una inducción del parto o un parto por cesárea antes de tiempo) para ayudar a proteger el cerebro de sus bebés y prevenir estas complicaciones.
¿Qué se quiso averiguar?
Se quería averiguar si el sulfato de magnesio es mejor que un placebo (un tratamiento "ficticio" que no contiene medicación pero que parece idéntico al medicamento que se está analizando) para proteger el cerebro de los bebés con probabilidades de nacer antes de tiempo.
Esta revisión estaba interesada en el efecto del sulfato de magnesio sobre desenlaces importantes, entre ellos la muerte (de los recién nacidos, o más tarde como niños), la parálisis cerebral y la "discapacidad grave del neurodesarrollo" (que podría incluir desenlaces graves como parálisis cerebral, ceguera, sordera o deterioro cognitivo o intelectual general). También hubo interés en el efecto sobre desenlaces importantes para las mujeres, como complicaciones graves del sulfato de magnesio (muerte, paro respiratorio o cardíaco) y sobre la interrupción del tratamiento por efectos secundarios.
¿Qué se hizo?
Se buscaron estudios que analizaran si el sulfato de magnesio causaba efectos beneficiosos y perjudiciales para las mujeres y sus bebés prematuros en comparación con placebo o ningún tratamiento. Se compararon y resumieron los resultados y la confianza en la evidencia se calificó en función de factores como la metodología y los tamaños de los estudios.
¿Qué se encontró?
Se encontraron seis estudios en los que participaron 5917 mujeres con menos de 34 semanas de embarazo y sus 6759 bebés. Todos los estudios se realizaron en países de ingresos altos. Los estudios incluidos compararon el sulfato de magnesio con placebo.
Resultados principales
Comparado con el placebo, el sulfato de magnesio en mujeres con riesgo de parto prematuro:
• reduce la parálisis cerebral (evidencia de seis estudios con 6107 niños) y el desenlace combinado de muerte y parálisis cerebral (seis estudios, 6481 niños) en niños de hasta dos años de edad;
• probablemente apenas suponga una diferencia en la muerte (seis estudios, 6759 niños), la discapacidad grave del neurodesarrollo (un estudio, 987 niños) o el desenlace combinado de muerte o discapacidad grave del neurodesarrollo (tres estudios, 4279 niños) en niños de hasta dos años de edad;
• podría apenas suponer una diferencia en los desenlaces anteriores en niños en edad escolar temprana;
• podría apenas suponer una diferencia en las complicaciones graves del tratamiento en las mujeres (cuatro estudios, 5300 mujeres), pero es probable que aumente el número de mujeres que interrumpen el tratamiento por los efectos secundarios (tres estudios; 4736 mujeres).
¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?
Se tiene confianza en los resultados de que el sulfato de magnesio reduce la parálisis cerebral y el desenlace combinado de muerte y parálisis cerebral en niños de hasta dos años de edad.
Se tiene poca confianza en la evidencia sobre los desenlaces en niños en edad escolar, ya que los estudios no proporcionaron datos de todos los niños, y todavía no hay suficientes estudios/datos para estar seguros acerca de los resultados.
Se tiene poca confianza en el hallazgo de que el sulfato de magnesio provoca poca o ninguna diferencia en las complicaciones graves del tratamiento en las mujeres, ya que solo hubo una complicación informada en un estudio. Se tiene una confianza moderada en los resultados que indican que el sulfato de magnesio probablemente aumente el número de mujeres que interrumpen el tratamiento por efectos secundarios, ya que los resultados difirieron entre los estudios, probablemente debido a distintos procesos de toma de decisiones para interrumpir el tratamiento.
Los resultados de futuros estudios para los desenlaces sobre los que la confianza es limitada podrían diferir de los resultados de esta revisión.
¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?
La evidencia está actualizada hasta el 17 de marzo de 2023.
La evidencia disponible actualmente indica que la administración de sulfato de magnesio en mujeres con riesgo de parto prematuro para la neuroprotección del feto, en comparación con un placebo, reduce la parálisis cerebral y la muerte o parálisis cerebral en niños de hasta dos años de edad corregida y probablemente reduzca la hemorragia intraventricular grave en los lactantes. El sulfato de magnesio podría dar lugar a una diferencia escasa o nula en los desenlaces de los niños en edad escolar.
Aunque el sulfato de magnesio podría producir poca o ninguna diferencia en los desenlaces maternos graves (muerte, paro cardíaco, paro respiratorio) es probable que aumente los efectos adversos maternos graves lo suficiente como para interrumpir el tratamiento.
Se necesitan más estudios sobre los efectos beneficiosos y perjudiciales a más largo plazo de los niños, en la adolescencia y la edad adulta. Debería considerarse realizar más estudios para determinar la variación en los efectos en función de las características de las mujeres tratadas y de las pautas de administración del sulfato de magnesio utilizadas, junto con la extrapolación de los resultados a países de ingresos bajos y medios.
El sulfato de magnesio es un tratamiento habitual en la atención perinatal. En una revisión Cochrane de 2009 se mostraron sus beneficios al administrarse a mujeres con riesgo de parto prematuro para la neuroprotección del feto (prevención de la parálisis cerebral infantil). A nivel internacional, el uso de sulfato de magnesio para la prevención de la parálisis cerebral prematura es ahora una práctica recomendada. Puesto que desde entonces se han realizado nuevos ensayos controlados aleatorizados (ECA) y seguimientos a más largo plazo de anteriores ECA, esta revisión actualiza a la versión anterior.
Evaluar la efectividad y la seguridad, del sulfato de magnesio como un agente neuroprotector fetal cuando se administra a las mujeres que se cree que presentan riesgo de parto prematuro.
Se realizaron búsquedas en el Registro de ensayos del Grupo Cochrane de Embarazo y parto (Cochrane Pregnancy and Childbirth), en ClinicalTrials.gov y en la Plataforma de registros internacionales de ensayos clínicos (ICTRP) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 17 de marzo de 2023. así como en las listas de referencias de los estudios identificados.
Se incluyeron ECA y ECA por conglomerados de mujeres en riesgo de parto prematuro que evaluaron el sulfato de magnesio prenatal para la neuroprotección fetal en comparación con placebo o ningún tratamiento. Se aceptaron todos los métodos de administración (intravenoso, intramuscular y oral). No se incluyeron estudios en los que el sulfato de magnesio se utilizase con el objetivo principal de la tocólisis del trabajo de parto prematuro, ni la prevención o el tratamiento de la eclampsia.
Dos autores de la revisión, de forma independiente, evaluaron los ECA para su inclusión, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo y la fiabilidad. Los datos dicotómicos se presentaron como razones de riesgos (RR) resumidas con intervalos de confianza (IC) del 95%, y los datos continuos se presentaron como diferencias de medias (DM) con IC del 95%. La certeza de la evidencia se evaluó mediante el sistema GRADE.
Se incluyeron seis ECA (5917 mujeres y 6759 fetos vivos en el momento de la aleatorización). Todos los ECA se realizaron en países de ingresos altos. Los ECA compararon el sulfato de magnesio con un placebo en mujeres en riesgo de parto prematuro antes de las 34 semanas de gestación; sin embargo las pautas de tratamiento y los criterios de inclusión y exclusión variaron. Aunque los ECA tuvieron en general un riesgo de sesgo bajo, la certeza de la evidencia varió de alta a muy baja, debido a las dudas acerca de las limitaciones, la imprecisión y la inconsistencia de los estudios.
Desenlaces principales de lactantes/niños: Hasta dos años de edad corregida , el sulfato de magnesio comparado con el placebo redujo la parálisis cerebral (RR 0,71; IC del 95%: 0,57 a 0,89; seis ECA, 6107 niños, número necesario a tratar para lograr un resultado beneficioso adicional [NNTB] 60; IC del 95%: 41 a 158) y la muerte o la parálisis cerebral (RR 0,87; IC del 95%: 0,77 a 0,98; seis ECA, 6481 niños; NNTB 56; IC del 95%: 32 a 363) (ambas con evidencia de certeza alta). Es probable que el sulfato de magnesio supusiera una diferencia escasa o nula en la mortalidad (fetal, neonatal o posterior) (RR 0,96; IC del 95%: 0,82 a 1,13; seis ECA, 6759 niños); la discapacidad grave del neurodesarrollo (RR 1,09; IC del 95%: 0,83 a 1,44; un ECA, 987 niños); o la mortalidad o discapacidad grave del neurodesarrollo (RR 0,95; IC del 95%: 0,85 a 1,07; tres ECA, 4279 niños) (todas con evidencia de certeza moderada). En edad escolar temprana , el sulfato de magnesio podría haber supuesto una diferencia escasa o nula en la mortalidad (fetal, neonatal o posterior) (RR 0,82; IC del 95%: 0,66 a 1,02; dos ECA, 1758 niños); la parálisis cerebral (RR 0,99; IC del 95%: 0,69 a 1,41; dos ECA, 1038 niños); la mortalidad o parálisis cerebral (RR 0,90; IC del 95%: 0,67 a 1,20; un ECA, 503 niños); y la mortalidad o discapacidad grave del neurodesarrollo (RR 0,81; IC del 95%: 0,59 a 1,12; un ECA, 503 niños) (todas con evidencia de certeza baja). El sulfato de magnesio también podría haber producido poca o ninguna diferencia en la discapacidad grave del neurodesarrollo, pero la evidencia es muy incierta (RR media 0,92; IC del 95%: 0,53 a 1,62; dos ECA, 940 niños; evidencia de certeza muy baja).
Desenlaces secundarios de lactantes/niños: Es probable que el sulfato de magnesio redujera la hemorragia intraventricular grave (grado 3 o 4) (RR 0,76; IC del 95%: 0,60 a 0,98; cinco ECA, 5885 lactantes; NNTB 92; IC del 95%: 55 a 1102; evidencia de certeza moderada) y podría haber producido poca o ninguna diferencia en la enfermedad pulmonar crónica/displasia broncopulmonar (RR media 0,92; IC del 95%: 0,77 a 1,10; cinco ECA, 6689 lactantes; evidencia de certeza baja).
Desenlaces principales para las mujeres: El sulfato de magnesio podría haber producido poca o ninguna diferencia en los desenlaces maternos graves potencialmente relacionados con el tratamiento (muerte, paro cardíaco, paro respiratorio) (RR 0,32; IC del 95%: 0,01 a 7,92; cuatro ECA, 5300 mujeres; evidencia de certeza baja). Sin embargo, es probable que el sulfato de magnesio aumentase los efectos adversos maternos lo suficientemente graves como para interrumpir el tratamiento (RR media 3,21; IC del 95%: 1,88 a 5,48; tres ECA, 4736 mujeres; evidencia de certeza moderada).
Desenlaces secundarios para las mujeres: Es probable que el sulfato de magnesio supusiera poca o ninguna diferencia en la tasa de cesárea (RR 0,96; IC del 95%: 0,91 a 1,02; cinco ECA, 5861 mujeres) y en la hemorragia posparto (RR 0,94; IC del 95%: 0,80 a 1,09; dos ECA, 2495 mujeres) (ambas con evidencia de certeza moderada). No se informó sobre la lactancia materna al alta hospitalaria ni sobre las opiniones de las mujeres acerca del tratamiento.
La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.