Intervenciones de cuidado de la piel para prevenir el eczema y la alergia alimentaria

¿La hidratación de la piel del bebé previene los eczemas o las alergias alimentarias?

Mensajes clave

Es probable que los tratamientos para el cuidado de la piel de los bebés, como el uso de cremas hidratantes, durante el primer año de vida, no eviten la aparición de eczemas; podrían aumentar la probabilidad de aparición de alergias alimentarias y es probable que aumenten las infecciones en la piel. Esta revisión solo observó la prevención del eczema y la alergia alimentaria. Los tratamientos de cuidado de la piel siguen siendo importantes para tratar el eczema.

¿Qué son las alergias?

La respuesta inmunitaria es la forma en que el organismo reconoce y se defiende de las sustancias que parecen perjudiciales. Una alergia es una reacción del sistema inmunitario del organismo a un alimento o sustancia concreta (un alérgeno) que suele ser inofensivo. Las distintas alergias afectan a diferentes partes del cuerpo, y sus efectos pueden ser leves o graves.

Alergias alimentarias y eczema

El eczema es una alergia cutánea frecuente que provoca sequedad, picor y grietas en la piel. El eczema es habitual en niños, suele aparecer antes del primer cumpleaños y puede ser duradero.

Las alergias a los alimentos pueden provocar picores en la boca, una erupción con enrojecimiento y picor, hinchazón de la cara, síntomas digestivos o dificultad para respirar. Se suelen dar en las dos horas siguientes a la ingesta de un alimento.

Las personas con alergias alimentarias suelen tener otras afecciones alérgicas, como asma, alergia al polen y eczema.

¿Por qué se ha elaborado esta revisión Cochrane?

Se quería saber cómo el cuidado de la piel afecta al riesgo de que un bebé presente eczemas o alergias alimentarias. Tratamientos para el cuidado de la piel que se incluyeron:

- aplicar cremas hidratantes en la piel del bebé;

- bañar al bebé con agua que contenga sustancias o aceites hidratantes;

- aconsejar a los padres que utilicen menos jabón o que bañen a su hijo con menos frecuencia;

- utilizar descalcificadores.

También se quería saber si estos tratamientos para el cuidado de la piel causan algún efecto no deseado.

¿Qué se hizo?

Se buscaron estudios de diferentes tipos de cuidados de la piel para bebés sanos (de hasta un año de edad) sin antecedentes de alergia alimentaria, eczema u otra afección de la piel.

Fecha de búsqueda: se incorporó la evidencia publicada hasta julio de 2021.

Hubo interés en los estudios que notificaron:

- cuántos niños presentaron eczema, o alergia alimentaria, entre el año y los tres años de edad;

- la gravedad del eczema (según un investigador y los padres);

- el tiempo que tardó en aparecer el eczema;

- notificaciones de los padres sobre reacciones inmediatas (en menos de dos horas) a un alérgeno alimentario;

- cuántos niños desarrollaron sensibilidad a un determinado alérgeno alimentario;

- cualquier efecto no deseado.

Se evaluaron los puntos fuertes y débiles de cada estudio para determinar el grado de fiabilidad de los resultados y, a continuación, se combinaron los resultados de los estudios pertinentes y se examinaron los efectos globales.

Qué se encontró

Se encontraron 33 estudios, con 25.827 bebés, que evaluaron cualquier tipo de intervención cutánea. Los estudios incluidos se realizaron en Europa, Australia, Japón y Estados Unidos, casi siempre en hospitales infantiles. El cuidado de la piel se comparó con ningún cuidado de la piel o con el cuidado habitual de la piel de los bebés en ese país. Los tiempos de tratamiento y seguimiento variaron entre 24 horas y tres años. Muchos estudios (13) analizaron el uso de cremas hidratantes. Los otros analizaron principalmente el uso de productos de baño y limpieza y la frecuencia con la que se utilizaban.

De los 33 estudios incluidos, solo 11 tenían desenlaces comparables de eczema, alergia alimentaria o efectos adversos y se combinaron para el análisis. Todos estos estudios incluyeron a bebés antes de cumplir el mes de edad, y ocho de estos estudios incluyeron a bebés que se pensaba que tenían un alto riesgo de desarrollar eczema.

¿Cuáles son los resultados principales de esta revisión?

En comparación con ningún cuidado de la piel o el cuidado estándar, las cremas hidratantes:

• probablemente no cambien la posibilidad de aparición del eczema entre el año y los tres años (siete estudios; 3075 bebés) ni el tiempo necesario para que aparezca el eczema (nueve estudios; 3349 bebés);

• podrían aumentar la probabilidad de desarrollar una alergia alimentaria valorada por un investigador (un estudio; 976 bebés) a la edad de uno a tres años;

• podrían aumentar ligeramente el número de reacciones inmediatas a un alérgeno alimentario habitual a los dos años, notificada por los padres (un estudio; 1171 lactantes);

• probablemente causen más infecciones de la piel (seis estudios; 2728 lactantes);

• podrían aumentar los efectos no deseados, como la sensación de picor o una reacción alérgica a las cremas hidratantes (cuatro estudios; 343 lactantes);

• podrían aumentar la probabilidad de que los bebés resbalen del cuidador (cuatro estudios; 2538 lactantes);

• podría no afectar a la probabilidad de desarrollar sensibilidad a los alérgenos alimentarios (tres estudios; 1797 bebés) entre el año y los tres años de edad.

Confianza en los resultados

Existe una confianza moderada en los resultados en cuanto a la aparición del eczema y el tiempo necesario para que aparezca. Existe menos confianza en los resultados de la alergia o la sensibilidad alimentaria, que se basan en pocos estudios con resultados muy variados. Es probable que estos resultados cambien cuando se disponga de más evidencia. La confianza en los hallazgos de la revisión con respecto a las infecciones de la piel es moderada, pero baja en el caso de las reacciones alérgicas o el picor y el resbalamiento.

Conclusiones de los autores: 

Según evidencia de certeza baja a moderada, las intervenciones para el cuidado de la piel, como los emolientes, durante el primer año de vida en los lactantes sanos probablemente no sean eficaces para prevenir el eczema; podrían aumentar el riesgo de alergia alimentaria; y probablemente aumenten el riesgo de infección de la piel. Es necesario realizar más estudios para comprender si diferentes métodos de cuidado de la piel del lactante podrían prevenir el eczema o la alergia alimentaria.

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Antecedentes: 

El eczema y la alergia alimentaria son afecciones que suelen comenzar en la primera infancia y a menudo se dan en las mismas personas. Pueden estar asociados con una barrera cutánea deteriorada en la primera infancia. No está claro si intentar prevenir o revertir una barrera cutánea deteriorada poco después del nacimiento es eficaz para prevenir el eczema o la alergia alimentaria.

Objetivos: 

Objetivo principal

Evaluar los efectos de las intervenciones de cuidado de la piel, como el uso de emolientes, para la prevención primaria del eczema y la alergia alimentaria en los lactantes.

Objetivo secundario

Identificar las características de las poblaciones de estudio, como la edad, el riesgo hereditario y la adherencia a las intervenciones, que se asocian con el mayor efecto beneficioso o perjudicial de los tratamientos para el eczema y la alergia alimentaria.

Métodos de búsqueda: 

Se realizó una búsqueda actualizada en el Registro especializado del Grupo Cochrane de Piel (Cochrane Skin), CENTRAL, MEDLINE y Embase en septiembre de 2021. En julio de 2021 se buscó en dos registros de ensayos. Se comprobaron las listas de referencias de los estudios incluidos y de revisiones sistemáticas relevantes y se revisaron resúmenes de congresos para identificar más referencias de ensayos controlados aleatorizados (ECA) relevantes.

Criterios de selección: 

Se incluyeron ECA de intervenciones de cuidado de la piel que potencialmente podrían mejorar la función de la barrera cutánea, reducir la sequedad o reducir la inflamación subclínica en lactantes sanos a término (> 37 semanas) (< 12 meses) sin eczema, alergia alimentaria u otra afección de la piel preexistente. Las comparaciones elegibles fueron el cuidado estándar local o ningún tratamiento. Los tipos de intervenciones de cuidado de la piel incluyeron cremas hidratantes/emolientes; productos de baño; consejos para reducir la exposición al jabón y la frecuencia del baño; y el uso de descalcificadores de agua. No se exigió un seguimiento mínimo.

Obtención y análisis de los datos: 

Este es un metanálisis prospectivo de datos individuales de participantes (DIP). Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar de Cochrane, y los análisis principales utilizaron el conjunto de datos de DIP. Los desenlaces principales fueron la incidencia acumulada de eczema y la incidencia acumulada de alergia alimentaria mediada por inmunoglobulina (Ig)E de uno a tres años, ambos medidos en el punto temporal disponible más cercano a los dos años. Los desenlaces secundarios incluyeron los eventos adversos durante el período de la intervención; la gravedad del eczema (evaluada por el médico); la notificación de los padres sobre la gravedad del eczema; el tiempo hasta la aparición del eczema; la notificación de los padres sobre la alergia alimentaria inmediata; y la sensibilización alérgica a los alimentos o a los alérgenos inhalados.

Resultados principales: 

Se identificaron 33 ECA, con 25.827 participantes. De estos, 17 estudios, que aleatorizaron a 5823 participantes, informaron sobre uno o más desenlaces especificados en esta revisión. Se incluyeron 11 estudios, que aleatorizaron a 5217 participantes, en uno o más metanálisis (de 2 a 9 estudios por metanálisis), y 10 de estos estudios proporcionaron DIP; los 6 estudios restantes se incluyeron solo en los resultados narrativos.

La mayoría de los estudios se realizaron en hospitales infantiles. Veinticinco estudios, incluidos todos los que aportaron datos a los metanálisis, asignaron de forma aleatoria a neonatos de hasta tres semanas de vida a recibir una intervención de cuidado de la piel o un cuidado estándar de la piel. Ocho de los 11 estudios que contribuyeron a los metanálisis reclutaron a lactantes con alto riesgo de desarrollar eczema o alergia alimentaria, aunque la definición de alto riesgo varió entre los estudios. La duración de la intervención y el seguimiento varió entre 24 horas y tres años. Todas las intervenciones se compararon con ninguna intervención de cuidado de la piel o con el cuidado local estándar. De los 17 estudios que informaron sobre los desenlaces predefinidos aquí, 13 evaluaron los emolientes.

La mayoría de la evidencia de la revisión se consideró de certeza baja y hubo algunas dudas acerca del riesgo de sesgo. La calificación de «algunas dudas» se debió con mayor frecuencia a la falta de cegamiento de los evaluadores de los desenlaces o a la falta de datos significativos, lo que podría haber afectado a la medición de los desenlaces, pero se consideró poco probable que lo hubiera hecho. La evidencia para el desenlace principal de alergia a los alimentos se consideró de alto riesgo de sesgo debido a la inclusión de un solo ensayo, cuyos hallazgos variaron en función de diferentes supuestos sobre los datos faltantes.

Es probable que las intervenciones de cuidado de la piel durante la infancia no cambien el riesgo de eczema entre el año y los tres años de edad (razón de riesgos [RR] 1,03; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,81 a 1,31; diferencia de riesgo 5 casos más por cada 1000 lactantes, IC del 95%: 28 menos a 47 más; evidencia de certeza moderada; 3075 participantes, siete ensayos) ni el tiempo hasta la aparición del eczema (cociente de riesgos instantáneos 0,86; IC del 95%: 0,65 a 1,14; evidencia de certeza moderada; 3349 participantes, nueve ensayos). Las intervenciones para el cuidado de la piel durante la primeria infancia podrían aumentar el riesgo de alergia alimentaria mediada por IgE entre uno y tres años de edad (RR 2,53; IC del 95%: 0,99 a 6,49; evidencia de certeza baja; 976 participantes, un ensayo), pero podrían no alterar el riesgo de sensibilización alérgica a un alérgeno alimentario entre uno y tres años de edad (RR 1,05; IC del 95%: 0,64 a 1,71; evidencia de certeza baja; 1794 participantes, tres ensayos). Las intervenciones de cuidado de la piel durante la primera infancia podrían aumentar ligeramente el riesgo de que los padres comuniquen una reacción inmediata a un alérgeno alimentario habitual a los dos años (RR 1,27; IC del 95%: 1,00 a 1,61; evidencia de certeza baja; 1171 participantes, un ensayo). Sin embargo, esto solo se observó para la leche de vaca y podría ser poco fiable debido a la comunicación excesiva de alergia a la leche en los lactantes. Es probable que las intervenciones de cuidado de la piel durante la primera infancia aumenten el riesgo de infección de la piel durante el período de intervención (RR 1,33; IC del 95%: 1,01 a 1,75; diferencia de riesgo 17 casos más por cada 1000 lactantes; IC del 95%: 1 más a 38 más; evidencia de certeza moderada; 2728 participantes, seis ensayos) y podrían aumentar el riesgo de que el lactante resulte resbaladizo durante el período de intervención (RR 1,42; IC del 95%: 0,67 a 2,99; evidencia de certeza baja; 2538 participantes, cuatro ensayos) o de escozor/reacciones alérgicas a los hidratantes (RR 2,24; IC del 95%: 0,67 a 7,43; evidencia de certeza baja; 343 participantes, cuatro ensayos), aunque los intervalos de confianza para el resbalamiento y el escozor/reacciones alérgicas son amplios e incluyen la posibilidad de ningún efecto o de un riesgo reducido.

Los análisis de subgrupos predefinidos muestran que los efectos de las intervenciones no se vieron influidos por la edad, la duración de la intervención, el riesgo hereditario, la mutación en el gen de la filagrina (FLG), la variante intergénica del cromosoma 11 rs2212434 ni la clasificación del tipo de intervención por riesgo de desarrollar eczema. No fue posible evaluar estos efectos sobre el riesgo de alergia alimentaria. La evidencia no fue suficiente para mostrar si la adherencia a las intervenciones influyó en la relación entre las intervenciones de cuidado de la piel y el riesgo de desarrollar eczema o alergia alimentaria.

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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